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—Bien, quiero explicaciones.

Jay se cruza de brazos frente a los dos chicos, los cuales están sentados juntos en el gran sofá del living, el reloj marcan las doce y media, y Lucy ya se encuentra completamente dormida, desde el momento que la castaña la coloco en su cama.

Aarón resopla en lo alto, observando a la madre de su novio, la cual después del lapso que ha estado allí la ha tratado como la madre que prácticamente nunca tuvo, esta se encuentra enfadada, y no era para poco.

—¿Ustedes acaso tienen idea lo que hicieron? ¡Lucy solo tiene 5 años!

—Mamá, no fue para tanto—se quejo el castaño rodando los ojos.

Jay rió con sarcasmo cruzando sus brazos, inclino su cabeza y arqueo una ceja.

—¿Que no es para tanto?, que me dicen de la motocicleta ¿Que ocurría si pasaba un accidente, y si alguien le hacia daño en ese club? debo recordarles que la encontré en el baño.

Aarón chasco la lengua jugando con sus manos, algo nervioso. Tener esa clase de conversación con la madre de tu novio, no es tan bueno que digamos.

—Yo me hago cargo de todo, Jay. Fue mi culpa, Dylan quería ir solo y...

—¿Así que ibas a dejar que Dylan saliera solo a estas horas de la noche?—pregunto la castaña exaltada.

—Yo... lo siento mucho, en serio. Todo fue mi culpa—repitió el ojiverde.

—¡No es cierto mamá, yo quise salir y fue mi maldita culpa! Aarón no tiene nada que ver—protesto el castaño.

Una batalla de palabras comenzó en el living, una vez que la pareja discutiera de quien en verdad había sido el culpable, Jay observaba a ambos sin hablar. Y aunque estaba muy enojada con ellos no podía negar que se veían demasiado adorables.

—¡Se callan los dos! Quiero que sepan que los dos, son muy inmaduros. Porque Aarón ya es mayor de edad, pero pronto en dos meses tu—señalo al ojazul—.También lo serán, y tienen que actuar como tales. Pero mientras tanto, los castigare.

La castaña sonrió con malicia, dando media vuelta y entrando a la cocina, Dylan y Aarón fruncieron el ceño observándose, hace mucho tiempo el castaño no escuchaba aquella palabra salir de la boca de su madre dirigida hacia el, y aquello había dejado un amargo sabor en su boca.

Minutos después la castaña volvió a adentrarse al living con una caja en sus manos.

—Quiero sus celulares—exigió Jay.

Ambos chicos volvieron a observarse, para luego sonreír con diversión mirando a la mujer. Esta alzo una ceja sin una pizca de burla.

—¿Es broma?—exclamaron al unísono.

—¡Celulares!—elevo.

El ojiverde saco su celular sin batería depositando este en la caja, cruzándose luego de brazos. El castaño observo nuevamente a su madre haciendo un rápido puchero, que la mujer negó a resistirse acercando mas a el la caja, y bufando sonorosamente saco el móvil de su bolsillo depositando este con una mala cara en la misma.

—Ahora quiero que marchen a sus habitaciones ¡Y nada de pasarse al cuarto del otro! Sin televisión por supuesto, he sacado cada aparato tecnológico, así que mejor espero que estudien para el lunes.

Sin refunfuñar ambos chicos se pusieron de pie, caminando hacia las escaleras lentamente, tratando de causar lastima en Jay, la cual obviamente no consiguieron.

—Y mañana los quiero levantados a ambos temprano, para llevar a Lucy al colegio—exclamo la castaña—.Mañana tengo libre y tendré que ir a la peluquería.

TODO POR TI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora