Una semana después Dylan y Aarón se encontraban juntos, en la-ya ahora-antigua casa del rizado. El ojiazul bajo de la motocicleta sin apartar la mirada de su acompañante. Segundos después, emitiendo un gran suspiro Aarón bajo visualizando al castaño.
—Sera mejor que te quedes acá, Dylan. Buscare algunas cosas, dinero y me volveré enseguida, mi padre no esta—sentencio el rizado estacionando la motocicleta.
—Pero...
—No te preocupes, tu solo quédate aquí—volvió a repetir el ojiverde.
Dylan rendido se dispuso a asentir. Ganándose así una sonrisa de parte del rizado.
Aarón se dispuso a caminar la vereda, observando el pasto desgastado por las llantas de su motocicleta, sacudió sus pensamientos evitando llegar a una conclusión que jamas sería verdad. Porque Jeff jamas lo aceptaría. Subió los dos escalones, sacando la llave de su bolsillo trasero, la misma que dejaría en su la casa una vez que se fuera.
Jeff no se encontraría en la casa, a esas alturas de la tarde, el mayor se encontraría en el gimnasio como cada sábado, o eso suponía el rizado.
La última semana Jay literalmente lo trataba como uno mas de sus hijos, la pequeña rubia no dejaba de tocar su cabello rizado, y ni hablar de las noches junto al ojiazul una vez que Jay se iba a dormir. Pasando casi todas las veces el castaño hacia el cuarto de invitados.
Una vez que abrió la puerta, todo se encontraba en calma, o eso pensó en cuanto observo a Jeff bajar rápidamente de las escaleras con tres maletas en sus manos.
—Te ahorre el trabajo, toma esto—exclamo el mayor una vez que estaba frente al rizado arrojandole las maletas—. Y lárgate de mi casa, ahora mismo.
Aarón trago saliva en escuchar las firmes palabras de su padre.
—Papá, debemos hablar...
—Uh, creo que alguien aquí esta muy equivocado—dijo Jeff riendo con sarcasmo.
Esquivo al rizado pasando a su lado dirijiendose hacia la cocina. Aarón quedo unos segundos allí parado, repasando las palabras que había pensado para aquella situación. Pero estas se habían esfumado, como era siempre. Y todo paso espontáneamente.
Camino a paso rápido hacia la cocina observando a un Jeff arqueando la ceja.
—¿Acaso tienes problemas auditivos? Dije que te largaras de aquí.
El rizado respiro con anormalidad.
—¿Por que escapas de esto? ¡Dios santo, papá, soy tu maldito hijo!
—Tu ya no eres nada mio—exclamo Jeff con calma.
Aarón rió en lo alto, alborotando su cabello con nerviosismo, se acerco a paso rápido a su padre y extendió ambos de sus brazos haciendo un ademán con ellos.
—¿¡Que problemas tienes!? ¡Sigo siendo yo, papá! ¡Siempre fui yo!
—¡Tu no eres mi hijo!—grito Jeff elevando la voz—.¡Eres un ridículo! ¡Eres un maldito fenómeno! Yo... ¡Yo te críe solo desde que tuviste cuatro años! ¿¡Y ASÍ ME PAGAS INFELIZ!?—grito.
El ojiverde trago el nudo en su garganta negando reiteradas veces.
—¡Eres la abominación mas grande para esta sociedad! ¿¡Por que carajos no puedes ser normal!? ¿¡POR QUE NO TE PUEDEN GUSTAR LAS VAGINAS!? Eres una vergüenza para todos, para mi, para la sociedad, lo seras para tu madre y para todo aquel que este allí afuera. Y me das lastimas, Aarón. Y por última vez... lo digo en serio, no te quiero ver... nunca mas en mi maldita vida. Ni una señal de ti, yo no soy padre de maricas como tu ¿entiendes?. Toma tus porquerías y lárgate de aquí, no vales nada, tu vida no vale absolutamente nada. Me has dejado humillado ante toda la ciudad. ¿Tanto cuesta ser normal?
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TODO POR TI
أدب المراهقينAarón Thompson es conocido en la escuela por su fama de chico malo, y dentro del ring, como el mejor boxeador de la ciudad. Y Dylan White, Dylan simplemente es su próxima presa, un estudiante que al morir su padre, junto a su madre y hermana han to...