EPILOGO

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El ojiazul suspiro en lo alto a medida que se desperezaba en la cama matrimonial, visualizando el cuerpo del rizado enrollado en las sabanas, Dylan rió escuchando los bostezos sonorosos que salían de los labios entre abiertos del rizado.

White extendió una mano hacia la mejilla del mayor tocando la suave piel de sus pómulos sonrosadas, así como bien lo eran hacia siete años atrás cuando el ojiverde se arrodillo ante el pidiendo su amor nuevamente en aquella universidad de Canadá.

Los labios del castaño se apretaron viendo al pasado, todo había cambiado de ese entonces, ambos chicos habían dejado atrás todos sus sueños en aquel momento que habían decidido poder comenzar de cero nuevamente con su relación que la familia que montarían años después.

Como también una vez que el castaño había dejado sus estudios atrás, Aarón su pasión por el boxeo, comenzando una nueva vida en Londres... Dylan suspiro con una sonrisa, recordando el momento que habían decidido casarse, aquella ceremonia pequeña con su familia y amigos. Todo había cambiado desde aquel momento, y el ojiazul estaba muy feliz por la decisión que había tomado siete años atrás, la cuestión era que había dejado todo por el rizado, y aquello en su debido tiempo lograron todas las metas que se propusieron.

Tenían una hermosa casa en Londres, a unas escasas cuadras de sus familiares, en donde al ojiverde le quedaba muy cerca el gimnasio a su vez, que hubiera renunciado a la oportunidad de su vida, por recrear una vida con el castaño, no quería decir que había renunciado a lo que en verdad le apasionaba, dando clases allí con el ya mas viejo Jeff, ayudando a crecer a las demás personas, así como el mayor lo había ayudado a el.

Con los estudios adquiridos que tenía el castaño, aquellos después de todo no habían servido como mucho. Aunque la suerte le sorprendió a ambos cuando Aarón tuvo que viajar a Estados Unidos unos cuantos meses, dejando al ojiazul con aquellos gritos de las criaturas en su casa, pero al fin de todo, en aquel tiempo había escrito su propio libro, si, el castaño después de todo tenía mucho talento con la escritura. Y una vez que Aarón lo había leído sin el permiso del ojiazul el mayor en uno de sus días libres lejos del gimnasio había llevado el manuescrito a una editorial. Y un año después aquel libro estaba en el puesto numero uno de los libros mas vendidos en Europa y Latinoamerica. Haciendo que Dylan consiguiera aún dinero trabajando con la editorial desde su misma casa.

Después de todo, trabajar afuera de ella no era una elección con aquellos demonios en sus casas.

-Oh mierda, no- susurro el ojiazul tapando sus oídos con la almohada en cuanto escucho el primer acorde de la canción.

-¡Burning on just like a match you strike to incinerate/The lives of everyone you know!

El ojiverde se sentó de inmediato en la cama dando un gran salto por el susto, respirando con irregularidad. Haciendo que Dylan riera aún con la almohada tapando sus oídos.

-¡BRADLEY! -grito el rizado con voz ronca.

Dylan rió nuevamente observándolo.

-¿Y tu te ríes?-cuestionó el rizado alzando una ceja.

-Bienvenido a mi mundo, Thompson-respondió el ojiazul.

Aarón sonrió recostando su cuerpo nuevamente en la cama observando al techo.

El tema siguió sonando en toda la casa.

-Voy a matar a ese niño -murmuro Aarón bostezando.

-¿Por que bebe? Es la música que te gusta. My chemical romance, amor.

-¡Pero no a las siete de la mañana!-exclamo el ojiverde.

-Tienes suerte, yo lo escucho todos los putos días cada vez que vienen del colegio.

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