Dylan entro al gimnasio el miércoles siguiente, eran las siete, sin duda Aarón se molestaría como siempre, pero le inventaría la excusa que había tenido que llevar a Lucy a la escuela de ballet. El gimnasio estaba siempre vacío a esa hora, y esa era la idea del rizado. Todo había cambiado a partir del sábado.
Aunque la lluvia había empapado sus ropas, aunque debieron arrastrar la motocicleta y caminar unas cien cuadras. A pesar de los resongos de su madre y el castigo que Jay le había asignado a al castaño, para luego sacárselo cuando el ojiazul la había sobornado con una cena el domingo, después de todo, había valido la pena.
Hoy había partido del equipo de baloncesto de Londres, lo que consistió que a la momento de pisar un pie allí dentro no se encontraba nadie. Dylan frunció el ceño viendo la oficina vacía de Jeff. Se encogió de hombros y camino hacia los aparatos, grave error decir que estaba vacío.
Elliot y Travis se encontraban recostados a la pared hablando animadamente con el rizado de ojos esmeralda, el castaño se removió con incomodidad, ignoro a los dos, que por suerte no lo habían observado y corrió a los vestuarios. Aún sentía un agudo temor por ambos chicos.
Camino hacia su casillero sacando el short y la camisa para entrenar, observo sus nudillos, ayer Aarón lo había obligado prácticamente a pegarle unas quinientas veces al saco de boxeo. Se despojo de su ropa allí mismo, de espaldas a la puerta, y cuando estaba apunto de colocarse el short unos brazos sujetaron su cintura, haciendo que de media vuelta.
Aarón le dio una media sonrisa, para luego estamparlo cuidadosamente contra los casilleros a medida que lo acorralaba con ambos de sus brazos.
—¿Donde están Ell-?
—Ya se han ido. Solo vinieron a invitarme a una fiesta el sábado—exclamo el rizado encogiéndose de hombros.
El ojiazul sonrió asintiendo, Aarón le guiño un ojo a medida que acortaba la distancia de los labios finos y rosados del castaño junandolos con desesperación. El cuerpo del rizado se oprimió mas con el otro, haciendo que Dylan soltara un auditivo gemido. Las manos del ojiverde descendieron por su cuerpo desnudo, y fue a parar a la entrepierna de White, llevándose así una mordida inconsciente en su labio inferior de parte de Dylan.
—Diablo, se me ha olv- ¿Que carajos?—susurro el morocho observando la escena, tapando su boca y escondiéndose detrás de la pared.
Su mandíbula casi cae al observar como el rizado tocaba el miembro del castaño. ¡Esto era una locura! ¿Aarón? ¿El diablo era gay? el morocho se sintió de alguna manera furioso, si esa era la palabra ¡Furioso con su amigo! Controlando las ganas de no ir a partirle el rostro a los dos maricones, decidió sacar su cámara. Mas tarde eso le serviría y demasiado.
Una. Dos. Tres fotos del momento perfecto, acompañado de un pequeño vídeo. Sintiendo asco y nauseas se alejo de la escena corriendo hacia la camioneta donde Travis lo estaba esperando.
—¿Donde están los cigarrillos?—pregunto Travis frunciendo el ceño.
—Olvida los cigarrillos hombre ¡tengo la grande! Pero antes... sácanos de aquí-exclamo el pelinegro con una sonrisa.
Travis algo confundido acelero el motor alejándose así del gimnasio.
—Ya, ¿vale? Aparta tus manos de mi, Thompson—exigió el castaño con una sonrisa en su rostro.
Aarón sonrió levantando sus manos mientras se alejaba, Dylan gruño acercándolo nuevamente.—Dije tus manos no tu boca.
El castaño se acerco rápidamente juntando sus labios con el rizado.
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TODO POR TI
Ficção AdolescenteAarón Thompson es conocido en la escuela por su fama de chico malo, y dentro del ring, como el mejor boxeador de la ciudad. Y Dylan White, Dylan simplemente es su próxima presa, un estudiante que al morir su padre, junto a su madre y hermana han to...