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El lunes por la mañana ambos chicos se adentran al instituto, caminando juntos por los pasillos. Sin ningún aparato móvil en sus bolsillos, y agotados por caminar treinta cuadras para llegar al centro educativo. Resulta que el día anterior, una vez que llegaron a casa del ojiazul, allí ya se encontraban hasta los bomberos buscando a la pareja, y Jay en el momento que los vio, lo primero fue abrazar a ambos chicos, para luego enviarlos derecho a sus habitaciones. Haciendo que el castigo se prolongara... hasta nuevo aviso.

Jay llego a tal punto, en no devolverles sus celulares, y dejar que se vinieran caminando a la secundaria, sin que cuenten las suplicas del ojiazul.

En el final del pasillo ambos chicos observaron como James y Molly se acercaban rápidamente a ellos, con una sonrisa en sus labios.

—¡Hola!—exclamo la rubia.

—Hola ¿Como la han pasado esta semana?—pregunto el castaño devolviendo el gesto.

Molly sonrió tomando la mano del rubio, y balanceando esta, la chica sin duda estaba enamorada de James.

—Bien, fuimos a la playa—comento el.

Amos chicos asintieron, animados a seguir hablando hasta que la campana tocara, y una vez que esta lo hizo el castaño recordó la charla que tenía que tener con el entrenador.

—Hey, bebe. Debo ir al gimnasio, necesito hablar con el entrenador. ¿Te alcanzo en la case?—dijo el ojiazul acercándose rápidamente a los labios del rizado dando un fugaz beso en ellos.

—¿Quieres que te acompañe?—propuso el rizado alzando una ceja.

El negó, para luego depositar un último beso en los labios del rizado, este saludo a ambos rubios para luego apartarse de ellos, derecho hacia el gimnasio.

—¿Vienes con nosotros, Aarón?—pregunto James.

El rizado observo como el ojiazul desaparecía entre el gran mar de estudiantes yendo a sus respectivas clases, apretó sus labios pasando la mirada a los rubios quienes lo esperaban pacientes.

—Vayan tranquilos, iré con Dylan—exclamo el rizado y los rubios asintieron dándole la espalda caminando a su respectivo salón.

Y Aarón fue detrás del castaño.

El gimnasio se encontraba en el gran patio, cerca de la cancha de basquet, el ojiazul camino hacía la gran construcción, entrando en ella, busco en la habitación donde el entrenador siempre se encontraba, pero no había señales de este, haciendo que chasqueara la lengua, para caminar a paso rápido hacía los vestuarios.

Pero una vez que llego a los anteriores, y doblo en la esquina del pasillo, en donde se encontraban los casilleros, quedo en el medio de la habitación dando un fuerte chillido tapando rápidamente su boca, sus ojos se abrieron en signo de asombro.

Los dos chicos al escuchar el chillido emitido por el ojiazul se separaron en el instante, cortando el beso, y dejar de tocarse, con las respiraciones agitadas viraron sus cabezas observando a Dylan mirando la situación exaltado. Elliot observo a Travis, el cual se encontraba con sus mejillas encendidas, para luego acercarse a paso rápido hacia el castaño.

Dylan de la sorpresa no pudo moverse de su lugar, pero antes que el morocho pudiera avanzar la figura de Aarón salio de detrás de los casilleros, con una sonrisa plantada en su rostro.

—Le tocas un pelo y juro que te rompo todos los huesos—exclamo divertido el ojiverde, pero firme con sus palabras.

Elliot se tenso, parando su rápida caminata, quedando a escasos metros del ojiazul. Travis por su lado se encontraba viendo la situación atentamente, observando el fin pasar por sus ojos.

Aarón en un movimiento rápido se coloco delante del castaño, en signo de protección, Dylan suspiro, exaltando el aire que había contenido en sus pulmones. Elliot se cruzo de brazos observando la escena, no parecía estar avergonzado, el sabia que aquello le daba vulnerabilidad.

—Juro que si dices una palabra t-

—Oye, las amenazas para después, Benner—demando el ojiverde hacía un Travis avergonzado quien ahora estaba junto a Elliot—.¿Como estuvo de bueno el beso? ¿Ya follaron?, supongo que Travis es el activo, porque tu Elliot tienes una cara que te rompe el culo todas las noches, ¿O me equivoco?

Las mejillas del morocho se encendieron, intentando ir hacia el rizado pero rápidamente Travis sostuvo su brazo impidiendo que este se acercara.

—¿Que quieres?—pregunto el morocho rendido.

Negar el beso no estaba en su disposición, era mas que obvio que ambos chicos habían sido observados en el momento, y no había forma de reparar aquello. Y aunque Elliot se negara rotundamente a aceptar que era homosexual, una y otra vez le recordaba al ojimiel que lo de ellos era una simple aventura que Cox quería experimentar, nada mas. El solo hecho de imaginarse a su desordenada familia, y mas el hecho de planteares que era era gay, alteraría la poca paciencia de su madre prostituta, y su padre alcohólico.

Aarón sonrió de lado, no quería buscar problemas, pero no por el, sino por el ojiazul. El rizado rió en sus adentros, si fuera por el golpearía el rostro de ambos chicos por insultar a las personas por ser homosexuales ¡cuando ellos mismos lo eran!. Pero eso requería una pelea, que seguramente alteraría a su novio, y se enojara con el, cosa que obviamente podía arreglar, pero también podía evitar. A su finalidad opto por lo que en verdad importaba.

—Me importa en lo mas mínimo que sean gays o no.

—No soy gay—reprocho el morocho con una mirada intimidante.

Una mirada que no movía ni un pelo del rizado.

—¿Eres sordo? no me importa si lo eres o no ¿acaso te lo pregunte?—exclamo comenzando a cabrearse el ojiverde, pero Elliot no respondió, Dylan apoyo ambas de sus manos en la cintura del rizado de alguna manera aquel toque tranquilizo a Thompson—.Bien, esto es simple. De nuestras bocas nadie se enterara de lo que paso aquí, por que si les digo una cosa, si fuera por mi, ya media secundaria se hubiera enterado, no me costaba nada sacar mi celular y click, mandado a todas las redes sociales. Pero no soy una rata como ustedes, y aunque lo fue en un tiempo, ahora estoy aprendiendo a ser alguien mejor. Así que solo una cosa, de nosotros no tienen que preocuparse por la estúpida no se qué relación que tienen, solo... ni quiero ningún insulto, humillación, ni un golpe a ninguno de nosotros dos. Más que nada a Dylan—demando el ojiverde, ahora separándose del castaño y caminando hacia Cox quedando frente a el. Travis lo observaba con determinación, el morocho no se movió de su lugar, sin apartar sus ojos de Aarón—. Si llegan a ponerle una mano encima a Dylan otra vez, o la mínima cosa, ya sea de ustedes o de los otros idiotas... juro que su reputación se ira a la mierda en medio segundo—finalizo el rizado, y en un movimiento rápido saco su celular, dejando ver la foto que proyectaba la pantalla—. Oh... puede ser que por error si les pueda haber sacado una foto, y no me molestaría pasarla a todos mis contactos.

¿Dejar que su reputación se fuera a la basura por aquella foto?, claro que no.

Ambos chicos asintieron ante la petición del rizado.




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