𝐗𝐗𝐗𝐈𝐗. 𝐋𝐚 𝐛𝐨𝐝𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐬𝐢𝐠𝐥𝐨 (𝑭𝒖𝒆 𝒅𝒆 𝑮𝒓𝒚𝒇𝒇𝒊𝒏𝒅𝒐𝒓)

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Lupin no recordaba la última vez que había utilizado un traje, sin embargo, cuando se vio frente al espejo con el traje de dos piezas, deseó que todos los días de su vida, tuviera algún evento importante que lo obligara a vestir formal.

—¡Mírate, Lunático! —exclamó Sirius abriendo el umbral de la puerta, traía la corbata deshecha, y hablaba mientras se acomodaba los gemelos en las manga de su camisa—, casi ni pareces un hombre lobo.

Por el reflejo del espejo, pudo vigilar los movimientos de Sirius, quien se acercó a él, posó su mano en su cintura, empinándose para darle un beso en su mejilla recién afeitada.

—Podría pedirle a Mary que me haga ese hechizo para ocultar las cicatrices —mencionó Remus, rozando con su índice una larga marca que cruzaba su cuello.

—No lo hagas, a mí me gusta el Remus con cicatrices.

Rodó los ojos, y dejó que Sirius peinara su melena oscura con algo de gel. Cuando el terminó, le sonrió a medias y sacó la chaqueta de cuero nueva que había comprado, únicamente para esa ocasión; era de un color azul marino y tenía un parche que decía; "YO SOY EL AMANTE DEL NOVIO"

—Venga, ya deberíamos ir yéndonos —Comentó Sirius—, James no me perdonaría si llego tarde.

—Adelántate, Sirius—se burló Remus, cepillando su cabello—, quedé de ver a Lily antes de la ceremonia.

Cada uno se fue por su lado, Sirius se preparó mentalmente para la boda, practicando como debía caminar hacia el altar para no tropezarse, bebiendo un poco del Champán servido para que los invitados esperaran; Remus, por su parte, tocó cinco veces antes de ser recibido por Euphemia, Mary, Marlene y Dorcas que, todas igual de hermosas, terminaban de alistarse para la boda.

Aunque, sin lugar a duda, la estrella era Lily. En su blanco vestido corte sirena con una apertura que dejaba ver su pierna derecha, su cabello pelirrojo destacaba con notoriedad, su figura era acentuada a la perfección, todavía no le ponían ni velo o la infinita cola, pero aun así, Remus podía decir que nunca había visto a una mujer tan hermosa (y eso que su madre, solía arreglarse de vez en cuando para salir con Lyall)

—Venía por tu encargo —dijo Remus con una sonrisa—, aquí están las flores y, solo quería asegurarme... ¿Están seguras de continuar con esto?

Euphemia Potter, le dio un asentimiento con una enorme sonrisa; a pesar de ser la boda de James, su único hijo, estaba dispuesta a dejarlo en vergüenza si eso significaba un poco de risas en ese amargo ambiente que, últimamente, se vivía.

—No puedo imaginarme con otra persona que no seas tú, Remus —aseguró Lily, colocándole en el bolsillo de su traje una delicada flor—, eres mi mejor amigo y ya es momento de vengarme de James por todas las vergüenzas que nos hizo pasar ¿no es así?

Sonrieron con malicia y asintieron. Las campanadas comenzaron a sonar, Lily abrazó a cada una de sus damas de honor, su suegra y se aferró del brazo a Remus.

Todos los invitados entraron, eran cerca de cincuenta, donde todo el cuartel de la orden del fénix (Longbottom, Weasley, Tonks, etc.), Albus Dumbledore en persona acompañado por la profesora McGonagall y varios de sus compañeros de Hogwarts. Euphemia se escabulló dentro de la capilla y se sentó al lado de su esposo, haciéndole un gesto para que guardara silencio; se suponía que ella era quien debía caminar con James hacia el altar.

Todos comenzaron a impacientarse. Sirius miró a James desconcertado, pero tampoco podían ir adentro y empezar a buscar a Euphemia a gritos. Remus llegó haciéndose el desentendido.

—Lily está afuera, ¿Dónde está tu mamá, James?

—¿¡Y yo qué sé?! —le respondió agitado. A pesar de lucir increíble en su traje, nadie se comparaba a Lily. Ella era la persona más hermosa en todo el lugar, incluso sobre el novio— ¡Demonios!

—Esperen un segundo y guardemos la calma —tranquilizó Remus—, Sirius acompaña a James.

—¡¿Qué?! ¡Pero si eso lo tiene que hacer una MUJER! ¡Soy hasta más alto que James! —Aclaró— ¡además! ¡Yo iba a acompañar a Lily!

—Eres el padrino, mientras entras con James, iré a buscar al señor Potter y el acompañará a Lily ¿Comprendes?

Se mordieron los labios, enfrentando la puerta cerrada, mientras asumían su destino y tratando de tragar la vergüenza. Si iban a hacer eso, tenía que ser con todo el papel. James se puso a la derecha, agarrando el brazo de Sirius, al mismo tiempo en que este mostraba con orgullo su parche; ambos con las mejillas muy sonrojadas.

Entraron dejando al público confundido. James trató de parecer alegre, pero la bochornosa situación se tornó aún mayor cuando, sus amigos del colegio comenzaron a desternillarse de la escena. Una vez Sirius dejó a James en el altar y vieron en primera fila a los padres de James, se dieron cuenta de que acababan de jugarle una broma ¡El mismo día de su boda!

Las campanas volvieron a sonar, y todos se voltearon a ver a la novia, que caminaba algo temblorosa al altar, enfundada en su hermosísimo vestido blanco y oculta en su gran velo. Remus la dejó en el altar aguantando la risa.

Antes de que la ceremonia comenzara, James posó sus manos bajo el velo, notando a Lily muy temblorosa, respiró hondo, preparado para apreciar a su chica.

Pero se llevó una clara decepción cuando, frente a sus ojos, Peter se sonrojaba metido en su papel, Remus nunca se había reído tanto, en especial porque James sin poder soportar el bochorno se acuclilló en el suelo, con el rostro ardiendo y cubriendo los ojos. Sirius también se rio, porque al final de cuentas; Peter era quien portaba ese vestido, que había sido ajustado en la parte de los pechos con un par rellenos falsos.

El espectáculo recién comenzaba, luego de todas las risas, Remus sacó su varita y apagó las luces del salón, los invitados se voltearon confundido cuando un foco apareció apuntando en la puerta.

Una niña de unos diez años, vestida de blanco, apareció esparciendo pétalos de rosas al compás que su cabello cambiaba de distintas tonalidades. Mary y Dorcas la ayudaban a su lado, una conjurando encantamentos para que, en el puesto de cada invitado un Lilium floreciera de forma momentánea, mientras la otra hacía distintas florituras y acababa en un intenso aroma delicioso que inundó los sentidos de sus espectadores.

La música volvió a sonar fuerte: James se levantó, sintiendo como Peter bajaba del altar, quedándose solo. Dos focos apuntaron a la verdadera Lily, que entraba, con el velo levantando porque no necesitaba ocultar su belleza, con el verdadero ramo de flores (Lilios blancos, rosas rojas y peonias blancas), la cola siendo agarrada por Marlene y, a su andar, pequeños brillos salían de la planta de sus tacones. Se acercó tranquila, disfrutando de la atención, en especial la de James, quien boquiabierto se limpió los ojos y volvió a ponerse los lentes para ver a la perfección a su prometida.

Las luces se volvieron a encender. Lupin abrió los ojos, al ver tanto a los padres de James y Sirius llorar de orgullo, felicidad y una esperanza inalcanzable.

—Yo... no sé qué decir —declaró James, casi intimidado de Lily y su presencia divina—¿Eres real? ¿Estás segura de eso?

—Venga, Potter, solo recuerda decir "acepto" en el momento adecuado y estaremos bien —respondió Lily, sintiendo la mano de James querer tomar la suya—, Mejor comencemos con la ceremonia, que ya hemos hecho esperar demasiado a los invitados.

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Nuestro Precioso Hogar (Merodeadores)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora