🎸 Capítulo 3 🎸

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VALERIE SAND

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VALERIE SAND

Me agradaban mucho los sábados. Creía que era mi día favorito del fin de semana. Me levantaba temprano, me daba una buena ducha en la bañera para una mejor relajación y pasaba toda la tarde viendo alguna serie o película, leyendo y escuchando música. El bar abría sus puertas un poco más tarde los fines de semana, a las veinte horas. Sin embargo, emprendí camino hacia Melomania Bar dos horas antes, con el propósito de acomodar algunas cosas y disfrutar de un tiempo a solas.

Me gustaba estar con mis padres, jamás era aburrido, pero también me agradaba estar conmigo misma un rato. Más si era en el bar, ya que por alguna razón que desconocía, me transmitía cierta paz y mantenía mi buen humor a flote.

Observé con una mueca el suelo sucio. Hacía falta pasar la escoba con urgencia por aquí, así que fui en busca del artefacto de limpieza. Ya que odiaba limpiar, decidí agregarle ese detalle que lo hacía mucho menos pesado y en exceso, divertido. Prendí la laptop que estaba conectada a los altavoces que se encontraban escondidos en ciertas partes del bar y busqué en nuestra playlist alguna canción para barrer a gusto. No me fue para nada difícil escoger una con rapidez.

Rebel Girl de Bikini Kill llenó cada espacio, causando que una euforia bastante energética me motivara a bailar mientras barría. El sonido de la guitarra eléctrica me hizo mover la cabeza de arriba a abajo. El estribillo solo logró que comenzara a cantar a gritos como una desquiciada.

«Mierda, qué buena canción».

No sería Valerie Sand en todo mi maldito esplendor si no hubiese lanzado la escoba a un lado para bailar sobre la barra como si el mundo fuese a acabarse hoy mismo. Dejé todo de mí hasta el último jodido segundo de la canción. Le di fin a mi baile con una estúpida pose y mi alma abandonó mi cuerpo cuando oí a alguien aclararse la garganta, justo detrás de mí. Había solo dos posibilidades. O se trataba de mis padres, quienes seguramente iban a regañarme por estar bailando sobre la barra, o se trataba de Zyan, quien era capaz de estar grabándolo todo para luego humillarme sin piedad alguna a través de alguna red social.

Me giré con lentitud, sintiéndome algo nerviosa.

La sorpresa se abrió paso en mí, junto con la confusión e intriga. Mis padres no se encontraban frente a mí y Zyan tampoco. Era una alternativa que no había considerado porque tampoco la habría creído posible. Un chico muy guapo que no conocía en lo absoluto estaba apoyando en el umbral de la puerta, mirándome con una sonrisa torcida.

—Eso fue muy rockstar de tu parte —dijo, con una voz tan grave que se me erizó la piel por completo de solo oírla.

Abrí la boca, sin saber muy bien qué decir. Me percaté de que aún seguía subida en la barra y bajé una pierna al piso, para luego bajar la otra pero algo salió mal y terminé cayendo al suelo, provocando que una botella de vodka tuviera el mismo destino que yo. La diferencia era que yo, a pesar de haberme golpeado el culo, estaba bien. La botella se rompió en mil pedazos, esparciendo el líquido por todo el piso.

Nuestro concepto de amor ✔ | Destinos Escritos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora