ZYAN PRICE
Mi corazón se había acelerado como loco desde el primer momento en que Valerie se subió al coche. Ya había visto aquel vestido, ya le había dicho a la chica junto a mí que era mi preferido de entre todos los que tenía pero algo, esta noche, era diferente. No podía desprender mi mirada de ella. Mis ojos la apreciaban de una manera distinta a lo habitual. Aquello me gustaba, me confundía y me asustaba al mismo tiempo y con la misma magnitud.
¿Qué estaba pasando conmigo?
La miré de arriba a abajo, memorizando cada parte de ella para cuando no pudiera mirarla porque sentiría que me vería pesado. Tragué saliva con algo de violencia, sentía la garganta más seca que nunca. Por la misma razón, sentí la necesidad de relamer mis labios y una pequeña sonrisa se escapó de mí mientras volvía a escanearla. Parecía nerviosa y estaba roja. Muy roja.
¿Yo la había puesto de esa forma? ¿O era mi imaginación?
Antes de que pudiera analizar qué estaba a punto de hacer, una de mis manos se acercó a su pierna poco a poco. La timidez produjo que terminara posándose sobre el borde de su vestido para acariciarlo con delicadeza. La tela era suave. Seguramente su piel también.
Podías fijarte.
No.
Me aclaré la garganta.
Era solo tocar su pierna, nada más.
No…
Ya era tarde. Mi mano ya se encontraba sobre su muslo. Su piel se sentía cálida y suave bajo mi tacto. Estaba demasiado concentrado en esa sensación, que la miré abruptamente cuando posó su mano sobre la mía, aquella que estaba sobre su pierna. Por un momento creí que había hecho mal, que me había pasado y que quería quitarse mi mano de encima. Justo antes de que me alejara y me sintiera un completo idiota, Valerie apretó mi mano y me sonrió.
Era un alivio.
Tenía que decir algo, tenía que expresar de alguna manera lo que había sentido al verla. ¿Por qué? No lo sabía. Y odiaba no hacerlo.
—Ese vestido siempre se te verá jodidamente increíble, Valerie. Solo a ti.
Ella suprimió otra sonrisa, desviando la mirada. Estaba oscuro pero el rojo de sus mejillas no pasaba tan desapercibido y su piel se sentía cada vez más cálida bajo mi tacto. Quité la mano con lentitud y no aparté la mirada de Valerie. Quisiera saber por qué estaba tan nerviosa y si la razón eran mis acciones y palabras. Quería saberlo pero no iba a preguntárselo.
—Gracias —murmuró mientras apretaba las piernas y bajaba la ventanilla—. Hacía mucho tiempo no lo usaba.
—Recuerdo que no te gustaba mucho, pero a mí sí.
Mi comentario causó que me mirara otra vez.
—Hoy me gusta.
—Espero sea así más seguido a partir de ahora —dije casi en un murmullo y me sentí un idiota.
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Nuestro concepto de amor ✔ | Destinos Escritos 1
Teen FictionValerie Sand, una chica que nunca tenía las agallas suficientes para convertirse en quien realmente quería ser. Zyan Price, un apasionado guitarrista que siempre que comenzaba a escribir una canción, no era capaz de terminarla. Y una pregunta, tan...