Valerie Sand, una chica que nunca tenía las agallas suficientes para convertirse en quien realmente quería ser.
Zyan Price, un apasionado guitarrista que siempre que comenzaba a escribir una canción, no era capaz de terminarla.
Y una pregunta, tan...
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VALERIE SAND
Papá no paraba de hablar sobre las ganas que tenía de que la noche llegara para presenciar el típico show que Dark Storm daba todos los sábados. Aún no le había dicho lo ocurrido con Jaxon. Tampoco pudieron sacarme información luego de que cantara abcdefu de GAYLE frente a todos. Solo dije que era una canción que me gustaba y me había apetecido subir al escenario.
No sabía la razón por la cual no les decía el altercado que había tenido con el vocalista pero realmente no quería hablar sobre eso, mucho menos que el bar perdiera a esa banda que hacía que el lugar se llenara los fines de semana. Sentía que había jodido todo de alguna forma. De todos modos papá me mataría si se enterara de que le estaba ocultando lo que había pasado.
En fin, era una situación de lo más complicada y no sabía qué hacer al respecto. Evadía el tema a más no poder porque no quería hablar de ello. No tenía ganas de hablar de ello. Consideraba que el idiota de Jaxon Grey ya estaba fuera de mi vida y su existencia cada vez me importaba menos.
—Bueno iré a hablar por teléfono —informó papá, caminando hacia donde se encontraba el escenario para más privacidad.
Asentí con la cabeza e hice una mueca. Estaba en mis días del mes y me sentía terriblemente mal. Mi cabeza dolía, mis senos estaban más sensibles que nunca y los cólicos me generaban ganas de irme a casa, acostarme en mi amada cama y jamás salir de ella. Decidí ir hacia mi casillero en Melomania Bar en busca de una pastilla que calmara todo lo anteriormente mencionado. O al menos una cosa.
Mi humor era una mierda, para agregar.
Me vi interrumpida cuando oí dos voces que conocía a la perfección discutir sobre algo mientras ingresaban al bar, haciendo sonar la pequeña campana.
Me giré y vi a Zyan y Blake. Sudor manchaba sus camisetas y se deslizaba por sus frentes. Sus respiraciones estaban agitadas.
—¿Fueron a correr? —consulté, apoyando ambos brazos en la barra.
—¿Correr? —dijo Zyan, incrédulo—. Más bien, estábamos escapando de un tipo que quería golpear a Blake hasta dejarlo inconsciente.
Fruncí el ceño, aunque no de la sorpresa. Miré a Blake.
—¿Y ahora qué hiciste?
—Juro que ella no me dijo que tenía novio. Esta vez, no ha sido mi culpa. —Acomodó su cabello negro hacia atrás, soltando un jadeo.
—Tampoco te habría importado aunque te lo informara —contestó Zyan—. Eres un idiota, Blake. ¡Busca chicas solteras! Deja de buscarte problemas.
