ZYAN PRICE
Suspiré, apretando con fuerza el lápiz. El enojo que sentía hacia mí mismo aumentaba con el pasar de los minutos. No podía creer que aún no era capaz de hacer esto. Hacía años que lo intentaba y jamás lo lograba. Por cada vez que hacía el intento y se convertía en una nueva falla, mi corazón sufría como si alguien me lo hubiese arrancado de mi pecho para darle un fuerte puñetazo. O más bien, como si yo mismo me lo hubiese arrancado sin piedad para pegarle un puñetazo.
«Vamos Zyan, tú puedes. Hazlo. Hace meses que no lo intentas».
Leí lo que ya había escrito, en un intento de ver si más palabras llegaban a mí, pero eso solo logró que me pareciera absurdo y tonto lo poco que había escrito. Ya no me gustaba. Me parecía una mierda. Rompí la hoja en mil pedazos antes de tirarlos al cesto de basura, junto con todos mis sueños y metas.
«Escribe eso. Ah no, espera. Lo arruinarás».
Miré los pósters que estaban pegados en la pared frente a mí, de Shadowy Poets, la antigua banda de mis padres y sus dos mejores amigos. Mi padre estaba sosteniendo una guitarra color azul y se veía poseído por la canción que estaban tocando en ese momento. Hacía tantos años. Le eché un vistazo a su viejo cuaderno donde escribió algunas canciones. Él y Marlie escribieron todo el repertorio musical de toda la carrera de la banda. Algunas fueron escritas entre ambos y otras por separado. No había ni una que no me gustara.
Leí las letras escritas por ese Wyatt que tenía mi edad. Su creatividad y la pasión que dejó en cada una de ellas me parecía fascinante. ¿Por qué no podía ser como él? ¿Por qué no era capaz de escribir una jodida canción?
Sabía qué quería decir, qué emociones quería transmitir pero a la hora de plasmarlo sobre una hoja de papel, no sabía o, más bien, no lograba elegir las palabras correctas. Era un sentimiento terriblemente detestable el que me consumía cada vez que sentía algo con todas mis fuerzas pero no era capaz de utilizarlo para mi arte porque no sabía cómo plasmarlo. Amaba la música, quería dedicarme a ello y hacerle sentir a las personas lo que yo experimentaba cada vez que escuchaba a mis artistas preferidos.
«No eres ellos, Zyan. Eres solo un pobre idiota que no puede terminar una canción».
Temía no cumplir mis sueños y estar destinado a pasar la mayor parte de mi vida a cantar covers en el bar de mis padres.
De pronto recordé las miradas de Cooper y mi padre mientras escuchaban a la nueva banda ensayar, parecían hipnotizados. Tenían talento y debía admitir que su canción era muy buena, atrapante y sobre todo, pegadiza. Me descubrí a mí mismo un par de veces tarareando la melodía. Fácilmente podía imaginarla sonando en la radio.
En fin, quería que ellos me miraran así, que dos de las personas que más me importaban en este mundo se sintieran orgullosos de mí, por seguir sus mismos pasos. Ellos, mi madre y Marlie me inspiraban.
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Nuestro concepto de amor ✔ | Destinos Escritos 1
Teen FictionValerie Sand, una chica que nunca tenía las agallas suficientes para convertirse en quien realmente quería ser. Zyan Price, un apasionado guitarrista que siempre que comenzaba a escribir una canción, no era capaz de terminarla. Y una pregunta, tan...