ZYAN PRICE
Sabía que nada de esto jamás fue un error desde que nos besamos por primera vez, pero lo tenía aún más claro luego de lo que acababa de experimentar. Sí, había tenido sexo en algunas ocasiones en mi vida pero en ninguna de ellas lo había compartido con alguien con quien tuviera esta magnífica conexión. Lo nuestro con Valerie iba más allá. Mucho más allá.
Compartir un momento tan íntimo con alguien por quien sentías cosas tan profundas era una puta maravilla.
Y joder, no podía quitarme de la cabeza lo hermosa que se veía encima de mí.
Mis manos firmes en su suave y cálida cintura. La forma en la que su piel ardía de deseo.
Me subí encima de Valerie para besarla con intensidad. Ella abrió sus piernas y las colocó alrededor de mi cintura. Aún seguíamos desnudos y el roce de nuestras partes íntimas volvía a encenderme por más que haya llegado a mi límite hacía cinco minutos atrás. La chica debajo de mí soltó un gemido y me apretó aún más hacia ella.
Apoyé mi frente con la suya cuando tuve que separarme para tomar algo de aire. Nuestras respiraciones eran un auténtico caos. Ella me miró directamente a los ojos mientras se mordía el labio inferior con fuerza.
Quise volver a besarla y jamás dejar de hacerlo, pero solo alcancé a darle un corto beso en los labios cuando su teléfono comenzó a sonar, indicando una llamada. Valerie estiró su brazo para buscarlo por la cama mientras dejaba escapar una pequeña risita. Ese gesto mandó un escalofrío a recorrerme por completo y a depositar esas malditas cosquillas en mi estómago. Me gustaba mucho la forma en la que sus ojos se achinaban cuando sonreía. Era preciosa. Siempre me lo había parecido.
Sin embargo, Valerie abrió los ojos de manera abrupta en cuanto miró la pantalla de su teléfono.
—Mierda —murmuró.
Fruncí el ceño.
—¿Quién es?
—Mi padre —contestó—. No hagas ruido, voy a atender.
No pude evitar reír.
—Siempre estoy contigo, no sería raro que me escuche.
—Lo sé pero…
—Valerie, no sabrá que hemos tenido sexo solo por escucharme hablar —bromeé, riéndome.
Las mejillas sonrojadas de Valerie me hicieron sonreír aún más.
—¡Yo no dije eso! —exclamó—. ¡Ahora hazme un favor y cállate!
Hice el gesto de cerrar un cierre sobre mí boca para luego volver a sonreír ante sus repentinos nervios. Mientras ella atendía la llamada, yo me bajé de encima suyo, volví a colocarme mi bóxer y busqué un papel y un lápiz en su escritorio. No fue difícil hallarlos.
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Nuestro concepto de amor ✔ | Destinos Escritos 1
Teen FictionValerie Sand, una chica que nunca tenía las agallas suficientes para convertirse en quien realmente quería ser. Zyan Price, un apasionado guitarrista que siempre que comenzaba a escribir una canción, no era capaz de terminarla. Y una pregunta, tan...