Valerie Sand, una chica que nunca tenía las agallas suficientes para convertirse en quien realmente quería ser.
Zyan Price, un apasionado guitarrista que siempre que comenzaba a escribir una canción, no era capaz de terminarla.
Y una pregunta, tan...
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VALERIE SAND
A pesar de que llovía y el día estaba increíblemente gris, sentía que iba a ser un muy buen sábado. Me emocionaba a pesar de que no fuese distinto a los demás. Vine temprano al bar con papá para limpiar y entrevistar a quien, probablemente, sería el nuevo barman de Melomania Bar. El que estaba antes, Billy, había sido despedido por Wyatt debido a que era más lo que consumía sin permiso que los tragos que se suponía que debía preparar para los clientes.
Me senté en uno de los taburetes. El chico que se había presentado para ser el nuevo barman hizo lo mismo, cerca de mí. Del otro lado de la barra estaba mi padre, listo para dar comienzo a la entrevista.
—Bueno Daryl, tal vez esta entrevista te parezca fuera de lo normal.
Daryl hizo una seña con la mano, restándole importancia.
—He ido a lugares muy locos, creo que estoy preparado para cualquier cosa.
Me gustaba su estilo. Su cabello era rubio platinado y algunos rizos caían sobre su frente. Traía una camiseta blanca sin ningún detalle pero que ayudaba a destacar su camisa con el estampado inspirado en la pintura La Noche Estrellada de Vincent van Gogh. Hacía un muy buen contraste con sus ojos celestes. Llevaba unas pestañas postizas bastante arqueadas que se le veían muy bien. Sus pantalones tenían el mismo estampado de la camisa y sus zapatillas eran del mismo color que su camiseta.
Jugó con el piercing en forma de círculo que rodeaba su nariz mientras mi padre se sentaba en el taburete que estaba del otro lado de la barra.
—Sé que tienes experiencia como barman, me has mostrado tus certificados de los distintos cursos que has hecho así que no te haré preguntas con respecto a eso y mucho menos te pondré a preparar tragos para ponerte a prueba. Tienes muy buenas referencias de otros lugares —dijo papá, de buen humor. Le gustaban tanto los sábados como a mí.
Daryl frunció el ceño.
—¿Entonces qué haré?
Papá sonrió.
—Es fácil. Responderás a una sola pregunta que te haré. Si lo haces bien, estás dentro. Si lo haces mal, creo que este no será un trabajo adecuado para ti.
—¿Solo una pregunta? ¿De qué clase?
—Verás Daryl, yo busco un determinado tipo de personas para que trabajen en nuestro bar y con esa pregunta sabré si eres una de ellas.
Daryl asintió con la cabeza.
—Hazla. Estoy listo.
Papá y yo compartimos miradas. Nos entendíamos muy bien así que supe qué quería decirme en cuanto sus ojos se posaron sobre mí.
—¿Qué clase de música te gusta? —pregunté, captando la atención de Daryl.
El chico pareció sorprendido por unos cortos instantes hasta que comenzó a mirar todo a su alrededor. De pronto se vio algo desconcertado pero quiso ocultarlo.
