🎸 Capítulo 34 🎸

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VALERIE SAND

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VALERIE SAND

La profesora Wade me miró y me ofreció una sonrisa de boca cerrada cuando me acerqué luego de que me llamara en cuanto la clase acabó. Aunque ya podía ver en su mirada que le sorprendía que no le haya entregado el ensayo aún. Incluso a mí me sorprendía. Siempre había sido una alumna distinguida en su clase. La primera en entregar cada trabajo y la que siempre sacaba de ocho en adelante. 

—Sand, solo quería decirte que quedan muy pocos días para entregar el ensayo. Es el próximo lunes y estamos a martes. Sé que es comienzo de la semana, pero los días se pasan volando —explicó de manera calmada—. ¿Cómo vas con ello?

Suspiré de alivio al recordar que tenía algo en mente. Que ya no era un problema. La sonrisa de Zyan vino a mi mente. 

—A pesar de que no lo parezca, mejor de lo que cree —respondí, positiva. 

Ella elevó ambas cejas.

—¿De verdad? Es que nunca eres de las últimas en entregar los trabajos. 

—Lo sé, pero se lo daré en la fecha límite porque sé qué quiero escribir, pero quiero plasmarlo de la mejor manera posible. Si logro hacerlo tal y como está en mi mente, le encantará. 

Me oía confiada, y lo estaba. 

La profesora Wade sonrió.  

—Qué bueno, Valerie. Esperaré ese ensayo con muchas ansias. 

Le devolví la sonrisa antes de saludarla con un asentimiento de cabeza y salir del salón. Mi teléfono vibró en mi mano izquierda. 

Zyan ❤🎸: Estoy afuera. 

Sonreí. 

Valerie: Ahora salgo :)

¿Por qué me sentía así de nerviosa y ansiosa? Zyan, desde que le habían dado ese permiso de conducir, me buscaba todos los días al instituto. Pero de todas formas ahí estaba, esa maldita sensación haciendo de las suyas. Haciéndome recordar que ahora Zyan y yo éramos algo más que amigos. A veces tenía la duda de en qué acabaría todo esto. Apenas habíamos hablado sobre qué pasaría a partir de ahora, que ambos sabíamos que nos gustábamos. Sin embargo, yo quería que nos dejáramos llevar. Era algo nuevo para nosotros. Y algo me decía que él quería lo mismo. 

En cuanto salí del instituto, lo vi. Estaba subido arriba de su coche rojo, buscando una buena estación de radio donde pasaran una canción que a él le gustara. Subí al coche y Zyan me miró con esa sonrisa torcida que tanto me gustaba. 

—¿No saludas? —preguntó fingiendo estar ofendido. 

Volteé los ojos al mismo tiempo en que me acercaba lentamente para depositar un corto beso en sus labios a modo de saludo. Él no pareció conforme, ya que me tomó de las mejillas para profundizarlo. Respondí a su intensidad al instante sin dudar. Fue en cuestión de algunos minutos que me soltó. Aún no podía acostumbrarme a que me besara de esa manera. Lo sabía porque mi pulso estaba por los cielos y las piernas me temblaban como si fuera la primera vez que lo hacía. 

Nuestro concepto de amor ✔ | Destinos Escritos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora