🎸 Capítulo 39 🎸

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VALERIE SAND

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VALERIE SAND

Caminé por las calles de Brooklyn en dirección a nuestro edificio. Había perdido de vista por completo a Zyan pero sabía a allí se dirigía. Sabía que iría a esconderse a su habitación para procesar lo que acababa de suceder. No quería que se torturara a sí mismo con sus pensamientos. Él tenía la mala costumbre de echarse la culpa de todo aunque eso fuera imposible. 

Empujé sin querer a algunas personas en el camino ya que las calles de Nueva York siempre estaban llenas. Pedí disculpas y seguí mi camino con algo de preocupación. Quería hablar con él. Necesitaba hacerlo. No paré hasta llegar al edificio. Era consciente de que Zyan no abriría la puerta si tocaba en su departamento, así que tuve que ir al mío, dirigirme a mi habitación para salir por mi ventana e ingresar por la suya, como había hecho anoche cuando…. Cuando los vi. 

No era momento de pensar en eso, Valerie. 

Su ventana estaba abierta. Y ahí estaba él. Zyan se encontraba sentado en el suelo, con su espalda apoyada en la cama. Miraba al piso, pensativo. No hice ningún ruido pero él supo que yo estaba ahí, porque me miró. Vi el dolor en sus ojos. 

—Zyan… —susurré, haciendo una mueca. 

Un sollozo se escapó de sus labios. Fue el motor que me impulsó a entrar rápidamente a la habitación. No dudé ni dos segundos en sentarme a su lado para abrazarlo. Él me rodeó la cintura y escondió su rostro en mi pecho. Acaricié su cabello, sintiéndome mal por él porque odiaba verlo de esa forma. No estaba acostumbrada a verlo derrumbarse así. No al chico que siempre tenía una sonrisa y hacía hasta lo imposible para mantenerla por las personas que quería. 

—La guitarra… Era lo único que… —quiso decir entre sollozos pero no pudo terminar la oración. Su voz partió un poco más mi corazón. 

—No era lo único que tenías de él —dije refiriéndome a su abuelo y adivinando qué era lo que iba a decir—. Sé que te dolió ver cómo se rompía en pedazos pero no sientas que estás perdiendo una parte importante de tu abuelo. No es así. 

—Yo tenía que triunfar con la guitarra que él me había dado, tenía que hacerlo por él. Por mí.  

—Lo sé, cariño...

—Sé que otros lo verán como solo un objeto pero, ¿por qué duele tanto? —preguntó, soltando un largo suspiro. 

—Tal vez te aferras a la guitarra porque crees que, de alguna manera, te hace sentir conectado a él. ¿Qué fue más importante en ese momento? ¿El regalo o sus palabras de aliento y el apoyo incondicional que te brindó para perseguir tu sueño?

—Lo que él me dijo. Sus palabras jamás se fueron de mi cabeza. 

—Entonces no has perdido. Eso vivirá contigo para siempre, Zyan.

Él se levantó un poco para mirarme a los ojos. Limpié sus lágrimas con mi dedo pulgar y acaricié su mejilla. Sentí mariposas en el estómago cuando besó mi mano. 

Nuestro concepto de amor ✔ | Destinos Escritos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora