Ya estaba empezando a hacerse tarde y mi único objetivo era llegar a la cama y no abrir los ojos hasta que me hartara de ello.
Recogí mis cosas que había traído al estudio y de camino a mí habitación alguien me paró y sin sorprenderme para nada en absoluto Max estaba ahí — otra vez — me giré y le sonreí de manera muy forzada.
— ¿Qué pasa ahora? — dije cansada.
— No tengo nada que hacer ahora — pero yo sí — tengo algunas películas que te podrán gustar, ¿te apuntas?
— Es que verás ahora no me viene muy bien tengo que terminar los deberes. — me sentía ridícula, ¿esa era la mejor excusa que se me podía haber ocurrido?, pero eso no lo paró, sacó de su mochila un cuaderno y me lo dio.
— No te tienes que preocupar por eso, ya los he hecho yo — ¿tan difícil era pillar la indirecta? Sonreí de nuevo y agarré el cuaderno. — vamos.
No me quedó más que seguirle. Me llevó hasta unas mesas que estaban bastante apartadas del resto y yo quería al menos estar acompañada por alguien más — pero no fue posible.
Puso una película de acción, la verdad es que no me enteré ni de cómo se llamaba, se me estaban cerrando los ojos, pero los abrí como platos cuando sentí una mano escurrirse por mi espalda y poco a poco bajaba hasta mi cintura. Me moví incómoda por la situación tratando de deshacerme de ella.
— Tengo golosinas — me extendió una bolsa con todos los tipos y colores de chuches y me sentí mal por él.
— Gracias — dije sin saber muy bien cómo reaccionar. Abrí la bolsa y fui comiéndomelas como una posesa, le ofrecí a él unas pocas pero las rechazó.
Desgraciadamente se acabaron en tiempo récord y yo ahí no tenía nada más que hacer, fingí estar en una llamada con alguna de mis amigas, pero él insistió en acompañarme hasta las escaleras.
No me había fijado tanto en Max, pero cuando volví a centrarme en él, vi que ahora se había acercado más. Sin decir una palabra puso sus manos en mi cintura y me acercó a él. Quise separarme y dejarle claro que sus sentimientos por mí no eran correspondidos, pero en ese momento no pude reaccionar.
Me besó sin previo aviso, no se sentía nada bien, era demasiado forzado y no me estaba gustando nada, me separé de él y me tuve que contener para no darle una bofetada, pero fue mirar al fondo del pasillo y ver la cara de asombro de Alec, no hizo falta nada más para que me despertara un pequeño cosquilleo en la tripa. No le di tiempo a Max para que dijera nada, subí las escaleras a toda prisa pero no llegué a entrar al pasillo.
— Adara, baja — me asomé por la barandilla y vi a Alec viniendo hacia arriba molesto, casi como si estuviera enfadado.
No tuve más opción que bajar de mala gana. Me quedé unos escalones más arriba que él pero de todas formas estaba a la misma altura que Alec.
— ¿Qué crees que hacías aquí a esta hora? — miré hacia otro lado como si estuviera avergonzada de lo que había pasado — Te estoy hablando.
— Y yo te estoy ignorando, ¿no lo ves o a la siguiente lo hago mejor? — él se hartó y me cargó hasta que estuve en el suelo quedando justo enfrente de él.
— ¿Quién te has creído mocosa? — seguí sin mirarle — Mírame cuando te hablo Adara. — levanté la mirada y le miré directamente a los ojos y por un momento nadie habló y solo nos quedamos observando el uno al otro hasta que él rompió el silencio — ahora responde a mi pregunta.
— Había quedado con un amigo, pero ya me iba a mi cuarto. — miró a ambos lados para confirmar que Max no estuviera de nuevo por la zona y afortunadamente ya se había ido.
— Eso ya lo he visto — suspiró con enfado y empezó a acercarse a mí, yo retrocedí hasta dar con la pared. — Si estuvieras conmigo te haría sentir como la mujer más adorada del mundo — cogí todo el aire en mis pulmones aturdida por lo que acababa de pasar.
Llevó sus dedos hasta mi mentón y lo elevó, me quedé perdida en sus ojos mientras mi corazón palpitaba con fuerza y rapidez.
— Alec no estoy saliendo con él — pareció que se liberó de toda la tensión acumulada en su cuerpo, pero se aclaró la garganta y deshizo ese agarré que tenía en mí.
— Entonces, ¿Cómo se llama?
— ¿Por qué?
— Porque yo te lo he preguntado. — se cruzó de brazos y la expresión en su cara se volvió nula. Resoplé y le contesté;
— Max, pero él es solo un amigo ya te lo he dicho. — pareció relajarse, pero no quiso dar la conversación por finalizada.
— Pues si esa persona te está impidiendo seguir las reglas, deberías separarte de él, ¿no te parece? — Esta conversación estaba siendo emocionante con todo el sentido de la palabra.
— ¿De verdad crees que debería alejarme de él? De todas formas de vez en cuando saltarse las reglas se siente bien y esa adrenalina — dije eso último más bajo y él dio un pequeño paso más cerca, hasta el punto en el que sentía su respiración rozando mi piel.
Estaba prácticamente apoyada en la pared y lo que me bloqueaba el paso en ese momento era su brazo.
— Pero cuando te las saltas pueden haber consecuencias malas. — dijo en con tono más grave y silencioso.
— Pues supongo que entonces habrá merecido la pena. — nos quedamos en silencio mirándonos el uno al otro, debería haber hecho o dicho otra cosa, pero en ese momento solo quería que Alec se acercara unos centímetros más, aun así me agaché y salí de esa encerrona en la que estaba envuelta y volví a las habitaciones dejándole detrás.
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No todo lo que brilla es oro
RomanceSabía que no estaba bien, sabía que me iba a hacer daño pero no podía evitarlo... Él era mi condena y yo era su sentencia. Las reglas siempre habían estado impuestas pero tenia que haber alguien que las quebrantara. Sabia que el podía llenar mi...