¿Nos vamos de compras?

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ADVERTENCIA + 18
Adara

No me esperaba nada de lo que había pasado el día anterior y estar con él estos días debía de haber sido la mejor idea que podíamos haber tenido. Pasé la noche con Alec de nuevo, — nunca me cansaré de eso — y de madrugada cogimos todo lo necesario para ir a la playa y nos fuimos en taxi hasta allí.

Llegamos a nuestro destino, cogimos nuestras cosas y sin tardar más fuimos a la orilla dejando las cosas de cualquier manera detrás de nosotros.

Jugamos como niños pequeños en el agua, haciendo aguadillas o peleas entre unos y otros. Mis ojos empezaban a escocerme por la sal y mi cuerpo me dolía por las patadas que dábamos, así que decidí salir antes que él.

Me tumbé en una de las toallas y dejé que el Sol bronceara mi piel, cerré mis ojos tratando de conciliar el sueño, pero el murmullo de las chicas de al lado me lo impedía. Mi teléfono empezó a sonar y por no seguir escuchando ese incordio, contesté a pesar de mi cansancio.

— ¿Si?

— Le hablamos del Rey Luis, la universidad a la que aplicó a principio del año — era cierto, casi lo había olvidado — sentimos el retraso de la llamada, pero queríamos confirmarle su solicitud en nuestra universidad, — esas palabras hicieron que me emocionara aún más y por poco daba saltos de alegría — en el caso de que quiera confirmar nuestra aceptación, por favor, mándenos un correo, le responderemos con todo lo que necesita saber sobre nosotros.

— Muchas gracias, les tendré informados — entonces colgaron la llamada.

Ir a aquel lugar era mi primera prioridad antes de venir aquí y ahora que tenía la oportunidad era más difícil elegir lo que quería hacer.

— ¿Quién era? — dijo él adormilado. 

— Publicidad, no molestarán más — mentí.

Abrió un brazo y me escurrí para posicionarme en él. Fingí que todo seguía como de costumbre, pero para tomar una decisión como esta, necesitaba otra opinión.

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— ¿A dónde fuiste? — me preguntó Hope al llegar al colegio.

— Estuve con algunos amigos — mentí sin mirarla y asintió sin querer alargar mucho más el tema. — me han aceptado en el Rey Luis. — ella me miró sorprendida y emocionada al mismo tiempo.

— Irás, ¿no? — Esa era la cuestión, no lo sabía con certeza.

— ¿Debería ir? — ella levantó las cejas y parecía que estaba tratando de descifrar lo que estaba pensando y en el fondo esperaba eso, porque mi cabeza estaba hecha un lío.

— ¿Te haría feliz ir? — me preguntó ella. Si esa misma pregunta me la hubiera hecho unos meses antes, no hubiera duda en contestar, pero ahora, no podía perder esto, no podía perderle a él.

— No lo sé — contesté indecisa. — Ya lo pensaré y tomaré una decisión. — acabé diciendo.

— Puedes contar conmigo para lo que sea — la sonreí y cada una siguió con lo suyo.

Nos quedamos toda la tarde arreglando el cuarto — que era un desastre después la vuelta a la residencia — y por hacer algo más útil, nos fuimos a dar un paseo, del cual estuvimos a punto de arrepentirnos por la brisa que corría.

Fuimos al centro comercial y paramos a comprar unos dulces, estaban deliciosos y lo cierto es que tuve que contenerme y no comprar más de la cuenta. Íbamos hablando de cosas comunes hasta que en un momento dado, Hope dió un giro de 180 grados, de forma que quedó mirándome sonrojada.

No todo lo que brilla es oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora