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La pálida luz de la luna entraba por la ventana abierta; una noche bastante fresca y agradable para su gusto. Las cortinas abiertas para dejar entrar aún más viento le daban mayor comodidad en su posición, sentada frente al pequeño escritorio de su habitación del lado de la ventana mientras, semi-dormida, revisando con aburrimiento su celular donde apenas podía hacer algo entretenido debido a la tecnología poco avanzada del momento. La pelirroja soltó un pesado suspiro al darse cuenta de que estaba aburrida, y rogó internamente a que algo sucediera pronto y la sacara de esa tortura.

Admiró por un momento a la luna menguante gibosa desde su asiento, sin pensar en nada realmente y tomándose el tiempo de relajarse con el esplendor que emanaba; con esa sensación inefable que inundaba su pecho cada vez que la veía. Sus ojos color gris claro brillaron un poco al sentirse más tranquila, y también porque le encantaba mirar hacia el cielo.

Su dispositivo electrónico de pronto comenzó a vibrar, indicando una llamada entrante, y lo tomó de inmediato al pensar en que sus plegarias fueron escuchadas. Al ver la pantalla se dio cuenta de que se trataba de Takemichi, quien seguramente se había metido en problemas, conociéndolo.

— ¿Ahora qué hiciste? — le preguntó apenas contestó la llamada.

— ¿Mika? — lo escuchó preguntar, como si no se creyera lo que estaba escuchando. Su voz reflejaba cansancio y podía oír bastante ajetreo a su alrededor, por lo cual suponía que había estado corriendo.

— Eh... ¿sí? ¿Quién más iba a ser si estás llamando a mi número? ¿Mi abuela? — respondió en broma. — ¿Qué te pasa o qué?

— Um... tú no... ¿de casualidad recuerdas dónde es que vive Hinata Tachibana?

— ¿No deberías saberlo tú? Es tu novia, y yo casi ni hablo con ella. — al perder interés en la conversación, la fémina tomó un cuaderno para hacer garabatos en una hoja.

— Sí, creo que... olvídalo, creo que recuerdo dónde es.

— ¿Cómo se te iba a olvidar de un momento a otro? Estás diciendo cosas extrañas de repente; me asustas. ¿Te estuviste drogando o algo así?

— ¿Qué? ¡No, no, por supuesto que no! Sólo se me olvidó, pero ya recordé; la gente siempre olvida cosas...

— Ya, pero esa respuesta sólo te hace aún más sospechoso. — dijo como argumento. — ¿Estás seguro de que no estás ocultando nada que haya pasado hoy?

— Sí... o sea que no estoy ocultando nada; lo digo en serio.

— Takemichi Hanagaki, te conozco de toda la vida y por eso sé que me estás mintiendo; como me entere de lo que sea que haya sucedido-

— ¡Estoy bien! Tuve un pequeño inconveniente y... resulté un poco herido, pero estoy bien.

— Te lo voy a dejar pasar porque ya casi me iba a dormir y no tengo ganas de salir a ver qué pasó, pero a la próxima no andes mintiendo; eso es pecado.

𝙳𝚎𝚊𝚝𝚑 𝙶𝚕𝚊𝚛𝚎 - 𝚃𝚘𝚔𝚢𝚘 𝚁𝚎𝚟𝚎𝚗𝚐𝚎𝚛𝚜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora