𝚇𝚇𝚅𝙸𝙸𝙸

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TAKEMICHI se encontraba pensativo acerca de los acontecimientos recientes. No entendía por qué las cosas terminaron tan mal en ese futuro, y además... le preocupaba un poco Mika. Tal vez sería prudente hablar con ella en el pasado para poder aclarar las cosas. En el futuro ella dijo que "no tenía salvación", pero quizás sería diferente con su versión más joven.

— Kazutora. — le habló a su acompañante, quien estaba conduciendo. — ¿Qué sabes de Mika?

— ¿Mika? Hmm... no mucho. Trabaja en una funeraria, hasta donde recuerdo. ¿Tú no eras su mejor amigo? ¿Por qué me preguntas a mí?

— Porque... Mika fue quien asesinó a Chifuyu recién. — el contrario se mostró molesto, casi ofendido ante sus palabras.

— Mika no haría eso. ¿Seguro que no te lo imaginaste?

— No, fue muy real. Chifuyu tampoco parecía creerlo, aunque al final terminó cediendo... ¡pero era ella!

— No puedo creerlo. Es imposible.

— ¡Es cierto! ¿Por qué no me crees? ¿Cómo podría imaginarme algo como eso?

—...Tu pierna está herida y estabas a punto de morir. Quizás lo alucinaste.

— ¿Te estás escuchando? Eso no tiene sentido.

— Tiene más sentido eso a que Mika, la persona más normal y cariñosa, haya aparecido de la nada y le haya disparado a Chifuyu en la cabeza.

— ¿Normal y cariñosa? ¿Hablamos de la misma persona? ¿Conoces a otra Mika en secreto?

— Déjate te tonterías; no existe nadie en el mundo que sea como Mika.

—...No puede ser, Mika te lavó el cerebro. — pareció haberse dado cuenta de algo con eso. — ¡Eso es! ¡Es eso, ¿verdad?! Por eso todos actúan tan raro cuando se trata de ella. ¡Les lavó el cerebro! ¡Está controlando sus mentes!

— Lo sabía, estás loco. Esto no es una película de cienca ficción. Lo dejaremos en que lo alucinaste y fin de la discusión.

— Pero-

Fin de la discusión.

No le dieron oportunidad de argumentar después de eso. Kazutora estaba convencido de que Mika no tenía nada que ver, y para colmo ahora lo creía un demente.

En completo silencio, dejó que siguiera conduciendo hasta llegar a un callejón oscuro. Ahora que lo pensaba, no sabía a dónde lo llevaba Kazutora o por qué, y de pronto le dio algo de pánico. Ambos de bajaron del vehículo, y Takemichi procuró aproximarse a paso cauteloso. Sin embargo, la emoción comenzó a inundarlo en cuanto vio un rostro conocido.

— ¡Naoto! — el mencionado le sonrió de vuelta.

— Te estaba esperando, Takemichi. — se acercó mientras él lo veía con una sonrisa y le puso unas esposas en las manos. — Takemichi Hanagaki... ¡quedas arrestado por instigar un asesinato!

𝙳𝚎𝚊𝚝𝚑 𝙶𝚕𝚊𝚛𝚎 - 𝚃𝚘𝚔𝚢𝚘 𝚁𝚎𝚟𝚎𝚗𝚐𝚎𝚛𝚜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora