LOS AÑOS de su adolescencia eran un tema difícil para Shikei de hablar. Para cuando tenía la edad de Mika, había hecho muchas cosas de las que se arrepentía, y en general era esa la razón por la cual tenía tanto miedo de que su hermana siguiera ese mismo camino. Trataba de alejarla de ese mundo para evitar una tragedia, más que nada porque ella tuvo mucha más influencia de la que quisiera por parte de su madre. Logró con la pequeña lo que no pudo con él; pasarle sus ideologías y convencerla de que su manera era la correcta.
Y sinceramente, la manera de su mamá era sólo “hacer lo que sea necesario para obtener lo que quiero”. Le preocupa lo que toda esa influencia en una niña pudiera provocar en Mika de adulta, o en este caso, de adolescente. Se enojó cuando su hermana confesó haber aceptado la propuesta de Mikey de unirse a una pandilla, pero ella no parecía querer negociarlo y tampoco iba a aceptar un castigo. Le gustaba hacer lo que quería y no iba a dejar que nadie le dijera con qué o quién no podía meterse. Él era igual a su edad, sí, pero Mika se había vuelto mucho más fría y podría jamás importarle si llega a lastimar a los demás; podría no recapacitar y dejar que la forma de crianza de su madre la convierta en algo horrible. Ya muchas críticas recibió de pequeña por su forma de ser; no se imaginaba lo que sería capaz de hacer de adulta.
A veces se preguntaba cómo fue que llegó a eso.
Desde su nacimiento, su madre, Yua, había intentado pasarle toda la información que tenía acerca de la vida y de su trabajo. Lo abrumó con las responsabilidades que tendría en el futuro, le enseñó a luchar y lo presionó para ser el hijo que ella quería que fuera; nada más ni nada menos. Y cualquier comportamiento fuera de lo que ella considerado aceptable terminaba con él siendo castigado... con más horas de estudio.
Lo odiaba, no iba a mentir, pero era su madre y no podía escaparse de ella. Además contaba con el apoyo de su padre, quien era mucho más comprensivo y le encantaba hacer sentir mejor a su hijo cuando se desesperaba por la actitud de la mujer.
A sus diez años de edad, se encontró sentado en el hospital esperando a que su madre diera a luz a su futura hermana pequeña. Quisiera decir que era la única razón por la que estaba ahí, pero su padre se encontraba muy enfermo y llevaba días internado en el hospital; ni siquiera logró salir para ver el nacimiento de la pequeña.
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𝙳𝚎𝚊𝚝𝚑 𝙶𝚕𝚊𝚛𝚎 - 𝚃𝚘𝚔𝚢𝚘 𝚁𝚎𝚟𝚎𝚗𝚐𝚎𝚛𝚜
Fanfiction𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘣𝘪𝘦𝘯 𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘮𝘢𝘭, 𝘭𝘰𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘴𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘯𝘵𝘢𝘯𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘢𝘭𝘮𝘢, 𝘺 𝘴𝘶𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘧𝘭𝘦𝘫𝘢𝘯 𝘶𝘯 𝘮𝘪𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰 𝘵𝘢𝘯 𝘨𝘳𝘢𝘯𝘥𝘦 𝘦 𝘪𝘯𝘥𝘦𝘴𝘤𝘳𝘪𝘱𝘵𝘪𝘣𝘭𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰𝘴 𝘴𝘦 𝘩𝘢𝘯 𝘴𝘦𝘯𝘵�...