𝚇𝚅

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AL ESTAR de regreso a su casa, justo antes de irse del hospital,  observó a Mikey sentado en una pared alejada de los demás mientras lloraba. Se dio cuenta de que debió ser especialmente difícil para él esa situación, y además, si Draken ya había sobrevivido... ella podía empatizar.

Se acercó con cuidado y en silencio, pero Mikey se dio cuenta de inmediato de que alguien lo había visto y trató de no llorar frente a ella.

— Está bien si quieres llorar. — le habló en el tono más dulce que pudo. — Tú también la pasaste difícil, ¿no? — se agachó a su altura. — No sé mucho sobre cómo consolar personas, pero si lo necesitas, estoy aquí para ti.

Mikey terminó por sentirse conmovido ante ese acto, por lo que la tomó del brazo para jalarla hacia él y la abrazó con fuerza. Ella correspondió el gesto y trató de ser lo más cuidadosa posible para que él pudiera sentirse cómodo y desahogarse; aunque se sonrojó un poco al no estar acostumbrada a muestras de cariño tan abiertas.

— No te veías tan feliz hace un rato. — él le mencionó una vez estuvo más calmado.

— Sólo me distraje con una cosa que me preocupó, pero eso no importa.

— Me gusta estar contigo. — le cambió el tema de forma repentina, tomándola por sorpresa y haciéndola quedarse callada. — Cuando estoy contigo, me haces sentir calmado... en paz. Me gusta... quédate conmigo...

— Yo no-

— De verdad me gusta estar así contigo. ¿No sientes lo mismo tú? — formuló la pregunta de una forma distinta, haciendo que Mika lo piense dos veces antes de responder. — ¿También te gusta pasar tiempo conmigo? — le volvió a preguntar, esta vez un poco más insistente.

— Es agradable.

— Entonces quédate conmigo para siempre. — sintió el agarre de los brazos de Mikey en su espalda hacerse más fuerte.

— No puedo decir que odio la idea, pero yo no soy buena para ti; no podré estar aquí para siempre.

— ¿A qué te refieres con eso?

— Puedo estar para ti ahora, pero... no quieres que sea yo la que se quede a tu lado. El universo es cruel, y me dejó una tarea que tú quizás no puedas entender ahora ni nunca; pasará el tiempo y, para cuando te des cuenta, ya no estaremos juntos.

— Así que, ¿vas a dejarme?

— No, tú lo harás; cuando estés listo.

— Pero yo no te quiero dejar nunca.

— Eso es lo que crees ahora, pero vas a cambiar de opinión; será lo mejor para todos. — Mikey se separó del abrazo que le estaba dando a Mika para mirarla a los ojos.

𝙳𝚎𝚊𝚝𝚑 𝙶𝚕𝚊𝚛𝚎 - 𝚃𝚘𝚔𝚢𝚘 𝚁𝚎𝚟𝚎𝚗𝚐𝚎𝚛𝚜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora