【 𝙁𝙧𝙖𝙩𝙚𝙧𝙣𝙞𝙩𝙮 】

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La hermandad

EL AZABACHE miró en dirección a la puerta por séptima, quizás octava vez. ¿Quién sabe? Había dejado de contar. Continuaba mirando a la entrada con la ligera esperanza de ver entrar a su hermana, aún sabiendo que no iba a suceder. No sabía de ella desde ese día que se pelearon, y eso lo tenía mal; desenterraba los recuerdos de cuándo ella tenía tan sólo cinco años y escapó pensando que tratarían de separarla de su hermano. Excepto que, esta vez, era alejarse de él precisamente su objetivo; y tal vez eso le dolía.

Se preguntaba con frecuencia qué fue lo que hizo mal para que su hermana terminara de esa manera. No había nadie más a quién culpar por su comportamiento, después de todo. Si Mika resultó ser una persona terrible, eso significaba que había fallado en ser una buena influencia en ella. Algo tuvo que haber hecho mal para que fuera así, porque si no... si no su hermanita era sólo una persona terrible sin razón, porque le daba la gana, y eso no lo hacía sentir mejor.

— Odio ser la que rompe tu esperanza, pero ya es casi la una de la madrugada. No creo que vaya a venir. — la muchacha a su lado le habló, en tono calmado, dándole su mejor intento para comprender la situación a la vez que lo detenía de seguir esperando algo que no iba a llegar.

— Ya lo sé, sólo... me siento un poco mal. ¿Decepcionado... de ella? ¿De mí mismo? No entiendo por qué se pondría así sólo por la idea de conocerte. Bueno, sí entiendo por qué, pero aún entendiendo por qué sé que no es justificación para la reacción que tuvo. ¿Escapar de casa porque no quiere conocer a mi novia? Para ciertas cosas quiere actuar muy madura, pero realmente se comportó como una niña pequeña por esto. Lo siento, no te mereces que te odie por una razón tan ridícula.

— ¿Por qué es que me odia de todas formas?

— Hmmm... — dudaba que la respuesta a esa pregunta fuera algo que pudiera compartir abiertamente con ella. Después de todo, decirle a Shinichiro sobre ello no detuvo ni solucionó nada. — Es por una tonta tradición familiar, algo así.

— No eres muy bueno mintiendo, ¿lo sabías?

— Sí. — suspiró, bajando su cabeza hasta golpearla con la encimera. Luego repitió su acción un par de veces más, de forma más agresiva. — ¿Por qué tiene que ser así todo el tiempo? — soltó un quejido, casi al borde de las lágrimas por la desesperación... y los golpes en la cabeza. Asomó su rostro hacia ella, aún con los ojos llorosos, en busca de una solución. — Satoko, ¿qué harías tú en mi lugar?

— Pregunta difícil; soy hija única y no conozco a tu hermana. Tal vez si supiera por qué es que no me quiere conocer... podría pensar en una solución.

𝙳𝚎𝚊𝚝𝚑 𝙶𝚕𝚊𝚛𝚎 - 𝚃𝚘𝚔𝚢𝚘 𝚁𝚎𝚟𝚎𝚗𝚐𝚎𝚛𝚜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora