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— ¿Ya terminaron? — fueron llamados por Draken.
— ¡Sentimos la tardanza! — se disculpó Takemichi por ambos.
— ¡Vamos, reúnanse! ¡La reunión va a empezar!
A Mika aún no le quedaba claro por qué habían escogido un templo como lugar de reunión para una pandilla, pero tampoco era su asunto; no necesitaba cuestionarlo. Se limitó a caminar en silencio y tranquila, a diferencia de Takemichi, que parecía muy nervioso con respecto a toda la situación.
El ambiente cambió drásticamente en cuanto Mikey se paró delante de todos, y la reunión dio inicio por fin.
— La reunión se debe al incidente de Moebius. — explicó rápidamente. — Si nos enfrentamos, el conflicto será enorme; por eso quiero saber qué piensan ustedes.
Claramente ninguno de los dos, que estaban solo de invitados, entendía a qué incidente se refería, pero parecía ser un asunto serio. Mika decidió mantenerse lo más alerta que pudo, considerando que su hermano estaba muy en contra de que se viera muy involucrada en los asuntos de pandilla, aparte del hecho de que quería que se llevara bien con Mikey.
Takemichi recibió una patada en la espalda, haciéndolo caer e interrumpiendo los pensamientos de Mika.
— ¡¿Qué estás-
— ¿Algún problema? — la misma persona que lo pateó interrumpió el reclamo de Takemichi. — Eres Hanagaki, ¿verdad? Dicen que arruinaste el negocio de Kiyomasa.
— ¿Cómo vas a recuperar el dinero perdido? — otra persona a su lado preguntó, ambos claramente molestos.
— ¿Qué dinero?
— No les hagas mucho caso. — le habló Mika al notar su confusión. — En cualquier caso, no les debes nada; no hiciste nada malo.
Ella siempre fue mucho más calmada ante el peligro que él; quizás por eso eran amigos, pero a veces Takemichi se preguntaba cómo Mika podía ser tan indiferente al miedo. Queriendo recordar sobre ella o cómo era su amistad, en vista de que no la veía hace mucho, sólo logró llegar a su mente que no la había visto llorar nunca; ni una sola vez desde que se conocieron, y eso que se conocieron de niños, y antes de que murieran los padres de la fémina.
Indagando un poco más en el recuerdo, fue un poco más claro. Recuerda haber sido invitado al funeral al ser relativamente cercano a la familia; también recuerda que la inquietud del resto de invitados estaba más dirigido a la falta de lágrimas de Mika que al funeral en sí.