- No... dejalo esta bien, ¿y qué más quieres hacer entonces Damian?, ¿estudiar una carrera?, ¿graduarte de Harvard?, ¿trabajar para mantener a tu molesta esposa y mal agradecidos hijos?, ¡ya no tienes la oportunidad para hacer nada de eso! - sin pensarlo dos veces y molestó ante el sarcasmo tan evidente de su mejor amigo Damián le soltó un golpe en la cara, Leonardo para defenderse se lanzó con fuerza sobre él tomándole del cabello, mientras que por otra parte Richard se apresuró a separarlos torciéndoles los brazos a cada uno para dejarlos indefensos al instante
- Calmense ya, malditos escuincles, si vuelvo a ver que se dan un solo golpe mataré a cualquiera de los dos, ¿esta claro? y si eso sucede ni el idiota de Calvin Macconi va a poder encontrarme para hacerles justicia - exclamó Richard preparando su arma frente a ellos en caso de tener que usarla como les había prometido; - he trabajado con verdaderos terroristas, asesinos, narcotraficantes y créanme que con ustedes dos estoy muy por debajo de todo eso, ¿y todavía creen que voy a soportarlos maldita sea? no les guardo rencor pero si necesito matar a alguno para sentirme bien ahora mismo, lo haré sin dudarlo - Leonardo miró a Damián muy molesto antes de agregar
- Si empezamos con el trabajo de los ácaros, fue gracias a ti, no quieras venir y arruinarlo todo ahora que finalmente me estoy acostumbrando a llevar esta vida.
Las horas pasaron en silencio a partir de esa discusión, nuevamente en el edificio abandonado Leonardo tomó su almohada y se fue a dormir a la azotea, Damián se recostó en una de las habitaciones vacías donde guardaban únicamente un colchón viejo, y decidió que en ese lugar iba a pasar la noche, por otra parte Richard prefirió irse a beber con tal de evitarlos, el era un criminal desde que lo conocían, le habían dado una sentencia de cuarenta años en prisión pero se escapó antes de cumplir los primeros cinco, desde entonces la policía lo buscaba por lo cual su líder Macconi le apoda "Houdini", él había sido el responsable de entrenar a los ácaros desde que se unieron al equipo sin contar que muchas veces se había detenido para hablar con los muchachos y aconsejarlos de tal manera en que solo un buen padre alcoholizado podría hacerlo.
A la mañana siguiente Damián subió a la azotea para disculparse con su mejor amigo por la discusión que habían tenido después de su último robo, ya que en cierta forma consideraba que el chico tenía razón en una cosa, Damián los había metido en ese lío y no podía forzarlo a simplemente dejarlo ya que eso sería arruinar ambas vida; pero en cuanto subió las escaleras el chico se dio cuenta de que habían otros dos sujetos conversando al lado de Leonardo — Trabajan para Calvin ¿cierto? — preguntó cubriendo sus ojos de los fuertes rayos del Sol
— No idiota, somos del FBI, ¡claro que trabajamos para Calvin!, ya le dijimos a tu colega lo que deben hacer
— Y va siendo hora de que se consigan un telefono celular, porque esto de venir hasta su edificio cada día y trepar esas malditas escaleras será muy frustrante con el pasar del tiempo
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Cuatro Ladrones
AdventureUna tarde tres ladrones en la ciudad de Bosward secuestran a una chica. Los maleantes no quieren liberar a la femina porque fácilmente podría delatarlos con la policía, así que deciden convertirla en su cómplice.