Cuatro Ladrones

Pág. 33

— ¿Piensas que es necesario hablar de esto aún sabiendo que lo que hiciste estuvo mal?

— ¿Hablar de qué? 

— ¡Damián no finjas!, sabes que me gusta la desorientada y tonta Gemma, ¿y que hiciste?, !la besaste!, eso es traición hermano

— Uh... ya era hora de que lo admitieras, pero escucha, no la bese, ni me beso por voluntad propia, solo teníamos que deshacernos de la anciana que estaba frente a nosotros, ¿entendido?, no significo nada para ella ni para mi, yo veo a Gemma como una hermana, una amiga, ¡bromeo con ella, pero no pretendo nada más!

— Prometelo

 — Te lo prometo brother, — Leonardo esbozó una sonrisa justo antes de acercarse a Damián y plantarle un muy poco amigable golpe en el estomago

— Solo no vayas a decirle nada de esto a ella ¿entendido?, y no vuelvas a hacerlo — Damián soltó un ruido de dolor intentando ahogarlo con risas

— Esta bien, admito que eso me lo merecía, aunque si hubiera sido mi caso, el golpe te lo habría dado mas duro, eso sin duda. 

Minutos después de haber resuelto las cosas con su amigo Leonardo caminó por los pasillos del edificio hasta donde escucho el ruido de una regadera, se introdujo en la habitación y buscando el cuarto de baño toco la puerta — ¿Si? — preguntó Gemma cerrando a la llave

— ¿Estas ocupada? — preguntó Leonardo con una sonrisa en su rostro al otro lado de la puerta, segundos después escucho la risa de Gemma

— Lárgate de aquí enojon  — dijo ella volviendo a encender la regadera

— Detenle, quiero pedirte una disculpa, por... la manera en que los trate a ti y a Damián durante estos últimos tres días, y... no soy un enojon, es solo que.. ustedes dos me hacen enojar — de pronto Gemma abrió un poco la puerta del baño y asomo su rostro derramando algunas gotas de agua sobre el piso de la habitación

— No fuimos nosotros, más bien, pienso que fueron tus celos — Leonardo soltó una risa

— ¿Mis qué?, pff, ustedes dos ni se gustan, no hay de que tener celos, preciosa

— Bien, entonces supongo que mi sentido de mujer me ha fallado

— Si, eso debió ser

— Ok, entonces adiós

— Adiós. — respondió él viendo la puerta del baño volver a cerrarse frente a su cara — Que idiota — susurro para si mismo recargando su frente en la puerta, mientras que al otro lado, Gemma con la oreja muy cerca de este mismo panel esbozaba una sonrisa.