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Al salir del restaurante, Damián ya tenía un nuevo plan en mente, así que optó por ponerlo en marcha lo antes posible — Bueno Ge, te necesitamos activa, en cuanto antes mejor, así que... ¿qué te parece si cometes tu primer delito?

— Amm... no sería el primero, si te soy honesta

— ¡Wuh...! parece que tenemos a una chica mala entonces — bromeo Richard riendo mientras la observaba

— Una muy ruda señorita

— Me hace falta algo de práctica, ¿no creen?, podría arruinarlo todo

— Confió en que no vas a decepcionarnos

— El error sería ponerte muy nerviosa, tropezar, que todos lo viésemos, nos burlaramos y decidiendo que no tienes futuro para este negocio optaramos por matarte — ella le clavó la mirada a Leonardo como si fuese una cruz en el pecho de un vampiro

— Bien, ahora que veo tanto amor entre ustedes dos, es su turno de arriesgarse la libertad

— Que lo haga ella sola — Damián miro a su amigo con enfado

— Tú vas a ayudarla, será algo sencillo, pasas corriendo, le tiras el bolso a una chica, o el maletín a un hombre, y en cuanto eso suceda, Gemma va a ayudarle a recoger sus pertenencias, pero va a quedarse con algunas cosas que sean de valor, ya sea la billetera, o un celular

— Se darán cuenta

— No si les haces plática, y tratas de desviar su atención señalando a otra parte donde realmente este sucediendo algo sin importancia, te aseguro que ni siquiera van a notarlo; y cualquier cosa que salga mal, Leonardo y yo estaremos en ambos lados de la acera para ayudarte, ¿esta bien?, será divertido, como un truco de magia.

Las cosas iban de acuerdo al plan, uno de los chicos paso corriendo al lado de una fémina y todas sus pertenencias fueron esparcidas en el suelo — Agh.., hombres, — dijo Gemma inclinándose a recoger las cosas de la mujer — a veces son unos completos idiotas

— Sí, la mayoría lo son — respondió la otra dama riendo

— Por eso yo no tengo esposo, — presumió Gemma con una dulce sonrisa en su rostro — pero ese señor de allá parece un buen partido — señalo con una mirada fugaz, la mujer que estaba siendo la victima volteo el rostro

— ¿Hablas del de los lentes y la camisa de cuadro?

— No, el tiene una playera azul

— No lo veo

— Esta bien, no importa, en fin, fue un placer ayudarla —rápidamente ella se incorporó del suelo entregándole su bolso y camino hasta donde Damián estaba

— Este es tu doceavo intento, por favor dime que conseguiste algo

— No se sintió nada bien — respondió ella entregando la cartera

— Ya era hora, — dijo Leonardo riendo — tirar doces bolsos en una misma tarde definitivamente no es tan sencillo como parece

— Perdón, — dijo ella encogiéndose de hombros — ¿qué tal lo hice? — preguntó tímidamente, y Damián estaba apunto de decirle que podía mejorar, pero en lugar de ponerla más nerviosa solo quería animarla, así que..:

— ¿Bromeas? ¡estuviste excelente!, ¿qué tal si vamos a tomar algo solo para celebrar? — Richard y Leonardo miraron a su compañero preocupados, mientras que aquella joven lo miraba sonriendo

— ¿Lo dices en serio?

— Jamás había hablado tan enserio como ahora - mintió.


Cuatro LadronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora