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— ¡Estúpidos secuaces de Calvin, estúpido Calvin, y estúpido yo por ser parte de todo esto!

— Oye relájate un poco, estamos bien, y gracias por esconder a tu chica

— No es mi chica, y de nada, pero también quería salvar mi pellejo

— ¿Dónde la ocultaste? — preguntó Richard en cuanto llegó al edificio mientras iban bajando las escaleras de interior

— Esta en uno de los ductos de ventilación, pero antes tuve que ir a la farmacia y dormirla porque aunque tenía el pañuelo en la boca yo opino que ella me estaba insultando, y no dejaba de golpear, el conducto es de uno de los cuartos de conserje en el cuarto piso — al llegar hasta ahí Damián quito las rejillas y sacó a la joven de los pies

— ¿Te encuentras bien? — preguntó quitándole el pañuelo de la boca

— Para nada, ¿dejarme dentro de un conducto de ventilación medio dormida?, ¿es enserio?

— Oye, perdón, no tuve una mejor idea

— ¡Por supuesto!, ¡la idea tuvo que haber sido tuya por que eres un verdadero dulce con las damas!, lo descubrí mientras que me arrastraste nuevamente por las escaleras el día de hoy

— ¿La arrastraste?, — preguntó Richard sorprendido — sabías que lo correcto era cargarla ¿o no?

— ¡Disculpa entonces amigo!, ¿no sé si recuerdas que soy un holgazán? — Leonardo se dio la vuelta y salió de la habitación

— De acuerdo Gemma, vamos a recapitular la conversación que tuvimos ayer, quedamos en que ibas a ser nuestra cómplice durante un par de semanas a cambio de tú vida

— Damián, tú no serías capaz de asesinarme, ¿o sí?

— Yo no, pero Leonardo y Richard sí, probablemente no los conoces

— Realmente nunca conocí este lado de él — comentó la chica seriamente, mientras que afuera de la pieza Leonardo estaba escuchando lo que estos individuos decían, por lo cual se sintió un poco avergonzado

— Entonces, voy a desatarte ahora, y no quiero que intentes huir, porque somos dos, somos más fuertes, y porque no quiero que absolutamente nadie muera hoy, ¿esta claro? — ella asintió.

— ¿Por lo menos eres rápida?, — pregunto Leonardo recargado sobre una pared al ver a ambos salir de la habitación con caras no muy felices

— Lo suficiente como para que tú, holgazán, me atraparás antes de llegar a la esquina

— Eso no es nada bueno — dijo Richard

— Por supuesto que no lo es, ¿tienes alguna otra habilidad para poder ayudarnos?

— Creo ser buena actriz

— Eso podría ser de ayuda

— Por supuesto, igual que todas las mujeres, pero no vamos a escribirte un libreto princesa, así que vas a tener que improvisar, aprenderás el resto del negocio ahora mismo.

Los tres subieron tranquilamente hasta la azotea, pero Damián estaba muy preocupado con respecto a que algo saliera mal, no durante la práctica, si no en la realización de embate — Te enseñaremos lo básico el día de hoy


Cuatro LadronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora