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— Es que son lindas.., frágiles, y son mi debilidad, así que Gemma, ve y trata de hacerles conversación, hasta averiguar sutilmente donde están las llaves del coche, yo te alcanzo en un minuto y tendrás que usar palabras claves para decírmelo, después le arrojamos la bebida al tipo por ser grosero y nos fugamos con su auto

— Lo pensaste muy rápido, y la idea me parece perfecta  — intervino Richard antes de que Gemma pudiera dar su opinión

 — ¿Aceptas? – ella rodó los ojos, pero finalmente comenzó a dar pasos seguros hasta donde estaban sus nuevas víctimas. Gemma al darse cuenta de que los chicos ya estaban bajo gran influencia del alcohol supuso que le sería más fácil conseguir lo que estaba buscando, y vaya que tenía razón – Hola, – se dirigió a los muchachos con una sonrisa amigable, lo cual a las mujeres presentes no pareció gustarles mucho – ¿qué tal si me invitan un trago? – preguntó de manera coqueta para así llamar la atención de los muchachos

– Claro nena – dijo uno de ellos entregándole una botella de Sky Blue

– Gracias – contestó Gemma rodeando sus hombros con el brazo del joven que la había atendido, segundos después con una mirada señaló a Damián que podía intervenir. El se acercó rápidamente y pidió al dueño del auto que moviera su vehículo para que pudiera estacionarse, sin embargo no contaba con que Gemma sería más rápida y respondería en nombre de su nuevo "amigo" – Cariño, si gustas prestame las llaves y yo lo resuelvo por ti, estas ebrio, no dejaré que conduzcas, solo cuida mi botella mientras regreso ¿si? – dijo Gemma tendiendole la mano al chico para "ayudar", el joven no quiso preocuparse en el momento, así que muy confiado le entregó a la ladrona las llaves del vehículo.

Leonardo y Richard permanecían de pie en el estacionamiento de la playa, esperando a que sus dos amigos volvieran a salvo con las llaves del que sería su nuevo auto temporal, — Los veo muy felices, — comentó al visualizar a sus cómplices cerca — supongo que todo salió bien

— Claro, fácil como una tarea en preescolar  — dijo Gemma entregándole las llaves entre risas

— ¡Iré de copiloto! — exclamó Damián abriendo la puerta del coche

—  Así me gusta equipo, Luigi, Mario, Bowser y nuestra hermosa señorita hongo, ¿a dónde quieren ir ahora? — interrogó Leonardo, provocando que los cuatro se quedaran en silencio pensándolo por un instante, hasta que Richard interceptó

 — Llévanos a las afueras de la ciudad, yo te doy instrucciones — respondió con una sonrisa que señalaba misterio al no decir nada más.

Todos iban muy tranquilos en el auto, bajaron los cristales de las ventanas y pusieron música en el estéreo, podían sentir el aire de la carretera entre su cabello y por sobre la piel; hasta que en un punto del viaje Richard le pidió a Leonardo que se detuviera a un costado de la carretera. Abrió la puerta de su lado del coche y bajo a inspeccionar si estaban en el lugar correcto  — Oye, ¿estás seguro de qué esta es una buena idea? — cuestionó Leonardo al verlo tratar de abrir una enorme reja para pasar el vehículo en medio de varios árboles y monte

— Ni siquiera es tu verdadero auto, solo confía en mi, y entra

Cuatro LadronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora