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Luego de unos minutos Gemma y Leonardo caminaron juntos hasta las ventanillas del lugar y esperaron por sus complices  — ¿Qué tal les fue? — preguntó Damián al verlos

— Muy bien, aunque Gemma me estuvo haciendo insinuaciones amorosas — Damián arqueo una ceja hacía la chica

— Ni le creas — dijo ella riendo

— Bueno, ¿ven a esa hermosura de mujer allá? 

— ¿La que lleva puesto el vestido color verde? – preguntó Gemma no muy emocionada de que otra chica fuera a pasar la noche con ellos

— Sí, vaya que es muy guapa – dijo Richard

— La invite a entrar con nosotros, así que no la asusten ni actúen nada raros tal y como lo están haciendo ahora

— ¿Tienes listos los boletos?— cuestionó su amigo

— Sí, aquí están — Damián introdujo la mano en uno de los bolsillos de sus jeans, pero al no sentir las entradas entro en pánico — mierda, deben de estar en el otro

— Damián...

— O podrían estar aquí — respondió Gemma poniendo los 4 boletos frente a su cara

— ¿Me los quitaste? — interrogó el joven sorprendido, Richard y Leonardo estallaron en risas ante la creatividad de la chica para preocupar así a su amigo

— Era práctica de ladrona, Leonardo si se dio cuenta

– Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón – contestó la chica encogiendose de hombros

— Maldita, casi me da un paro cardíaco — exclamó Damián riendo mientras le arrebata a los boletos de su mano.

Esa noche todos cantaron y bailaron como si fuese el último día de sus vidas, olvidándose por completo de todos los problemas a su alrededor — ¿Por qué no acompañaste a Leily a su casa? — preguntó Gemma refiriéndose a la atractiva mujer que había entrado con ellos a ver a The Halens

— Tenía novio

— Oh...

— Eso no parecía ser un problema mientras se comían a besos luego de la tercera canción — remarcó su compañero ojiazul haciendo que los demás se rieran

— Bueno, tienes razón, creo que mejor conquisto a Gemma — respondió Damián bromeando

— No.., lo siento galán, no es por alardear pero soy muy difícil

— Eso es verdad, además sabemos que Leonardo se pondría celoso – dijo Richard retando su amigo a negar lo que era obvio

— Lo dudo, él mismo dijo que yo ya no le importo

— ¿Cuándo dije eso?

— ¿Entonces sí? – preguntó Gemma arqueado la ceja

— ¿Qué?

— ¿Ah?

— A ver, a ver, — intervino Damián una vez que había llegado a la azotea del edificio y estaban a pocos minutos de dormirse — ustedes dos estuvieron a punto de ser novios en la secundaria

— ¿A punto?

— ¿Lo fuimos? — Gemma se cruzó de brazos y miró a Leonardo ante su última pregunta

— Nardo, ahora no puede ser que no te importe si trato de ligar con ella o no

— No lo harías, eres gay y sales con Robert

— Oye sí, Gemma, ¿no tenías una prima guapa igual de rubia que..?

— Esta casada, y tiene dos lindos hijos — Leonardo estalló en risas

— Damián, entiéndelo ya amigo, cuando Dios repartió parejas olvido hacerte una, solo hace mujeres lindas, no tan estúpidas como para poner los ojos en ti

— Ah, muy gracioso, que bueno que me lo dices entonces voy a tener que robar a la tuya.

Cuatro LadronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora