Lo que pasa en las regaderas (Nathan)

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Mi alarma sonó a las 4:45 am y desperté en mi cama vacía. Me levanté con cierta flojera y el cuerpo me pesó más de lo normal mientras trataba de salir de abajo de las sábanas que cubrían mi cuerpo desnudo. Sin ser muy consciente de mis acciones, me puse unos bóxers, shorts deportivos y playera, todo de un color negro que hacía ver mi piel ligeramente más dorada.

—Llaves, celular... —murmuré enlistando todas las cosas que tenía que llevarme al gimnasio y metiéndolas en una pequeña mochila.

El día anterior me habían contratado como modelo en la revista gay "Asmodeus". Al salir de la oficina de Tessa, un modelo llamado Tristan quien, al parecer, era muy importante en la industria, me había ofrecido presentarme a los demás modelos hoy en el gimnasio, que era el lugar de reunión del grupo (o algo así), y yo había aceptado antes de que me dijera que entrenaban a las 5:00 am. Ahora estaba comprometido y tendría que ir para conocerlos.

Por suerte, el gimnasio al que iban no estaba tan lejos así que llegué en cuestión de minutos. Era un edificio relativamente grande para ser un gimnasio, se veía nuevo y daba una idea primermundista (y cara), pero estaba bastante escondido, de hecho, solo había logrado encontrarlo porque estaba en la zona donde vivo.

—¡Hola! ¿Cómo estás? —Tristan me había reconocido en el segundo en el que entré al área de máquinas, después de registrarme.

Saludé a Tristan, pero no vi a nadie más. Llevaba puesto un conjunto muy parecido al mío, pero de colores más vivos.

—¿No vendrán los demás?

—Sí, los Ty's. —Checó su celular—. Hace cinco minutos dijeron que venían de camino, viven juntos.

Como si los hubiera invocado, dos hombres de unos veinticinco años entraron por la puerta. El primero era alto y delgado, tenía el pelo oscuro y corto, el cual combinaba con sus ojos cafés y su piel tostada. Tenía una barba muy corta, de unos cuantos días sin rasurar. Su nariz ocupaba una parte importante de su cara, pero sin verse exagerada. El segundo era unos dos centímetros más bajo que el primero, aunque igual era un poco más musculoso. La piel y los ojos eran exactamente del mismo color, lo que me hizo pensar que podían ser hermanos, pero a diferencia del primero, el segundo tenía el pelo rapado al ras, casi del mismo largo que su barba que no era tan poblada tampoco. Presumía una mandíbula marcada que parecía capaz de cortar como metal. Los dos eran guapos, no había duda de por qué eran modelos.

—Nathan, ellos son Tyson y Tyler. —Señaló al más delgado y alto cuando dijo "Tyson" y al otro cuando dijo "Tyler"—. Tyson, Tyler, él es Nathan y entrenará con nosotros.

La mirada de ambos fue inexpresiva. Por un momento, creí que no les gustaba la idea o que, sin haber hecho nada, ya les caía mal, pero todo cambió cuando Tyson (el alto y delgado) me extendió la mano y una sonrisa.

—Hola, Nathan.

Tyler siguió el ejemplo de su compañero y extendió la mano, aunque no acompañó el gesto de palabras.

—¿Es tu primer trabajo de modelaje? —preguntó Tyson a mi derecha.

—Sí, ¿algún consejo? —Di unos pasos hacia él y lo miré a los ojos, esperando una respuesta.

—Bueno...

—¿Vamos a entrenar o van a ligar? —Tristan estaba parado detrás de nosotros con los brazos extendidos como en señal de pregunta y con una sonrisa burlona.

Tyson desvió la mirada hacia el piso al escuchar el comentario y su tez tostada se volvió de un rojo intenso por la vergüenza. Tyler se rió del comentario y así lo hice también.

—Vamos que me tengo que ir temprano hoy. —Tyler le pasó un brazo por los hombros a Tyson y lo empujó hacia las máquinas.

El entrenamiento fue menos incómodo de lo que pensé. Los cuatro estábamos concentrados en hacer ejercicio y no había mucho tiempo para conversar, aunque logré aprender algunas cosas de ellos gracias a las pequeñas pláticas, por ejemplo, Tyson y Tyler no eran familia, simplemente eran muy amigos desde su infancia y habían crecido en el mismo lugar, o que Tristan estaba buscando un nuevo departamento porque la renta del suyo era demasiado cara.

ENTRE HOMBRES Y DIOSES (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora