El reencuentro (Nathan)

391 13 0
                                    

Me acerqué al puesto de hamburguesas que llevaba seis meses sin visitar, pero no vi a Griffin por ningún lado. Era raro que no hubiera llegado. Él vivía muy cerca de ahí.

—Perdón, perdón. —Griffin apareció a mis espaldas agitado y jadeando—. No había taxis.

Le di la mano, saludándolo. Se veía exactamente igual que seis meses atrás, con la única diferencia de que ahora llevaba un arete de argolla en la oreja izquierda, pero fuera de eso, tenía el mismo cabello negro rizado, los mismos ojos azules y la misma mandíbula marcada.

—Creí que vivías cerca.

—No, ya no. Ahora vivo en un departamento un poco lejos... y un poco caro.

—Bueno, si te sirve de algo, Tristan estaba buscando un departamento. Si te sale muy caro vivir solo, puedes compartirlo con él.

Griffin me miró como si le hubiera propuesto que se tirara a un lago con cocodrilos.

—¿Quién diablos es Tristan? —preguntó sin haber recuperado totalmente el aliento.

—¿El modelo con el que vas a trabajar? Creí que ya se conocían.

—¡Ah! Perdón. Cierto, Tristan. Hablé con él como dos minutos, pero me invitó a una fiesta el sábado, ¿tú irás?

—¿El sábado es 10 de julio? Ese día es mi aniversario con mi novio...

—El sábado es 9.

—Entonces supongo que iré.

Nos sentamos en un banco cercano al puesto de comida. La zona estaba oscura, únicamente iluminada por tenues luces que emanaban del alumbrado público.

—¿Qué quieres? Yo lo pido. —Griffin se levantó y se quitó la chamarra de mezclilla que llevaba puesta, debajo tenía una playera blanca de mangas cortas que dejaban ver el pálido de sus brazos.

Le dije lo que quería y en unos minutos estaba dándome mi hamburguesa.

—Entonces... —dije cuando tragué el bocado—. ¿Qué tal España?

—Tuve mucho sexo. —dijo sin mirarme, viendo su hamburguesa fijamente.

Me atraganté de la risa y él tampoco pudo contenerse.

—Es la verdad. —Seguí sin despegar la vista de su comida—. Hay gente muy guapa...

—¿Lograste superar a aquella persona de la que estabas enamorado? —pregunté recordando que el día que nos conocimos en el bar, él había dicho algo sobre haberse enamorado de quién no debía.

—¿Mi ex? —Hizo una mueca de desagrado—. Te aseguro que sí. ¿Qué tal tú? Habías dicho algo de que te enamoraste cuando no debías.

—Eso está en el pasado. Dejé de verme con él, con Seth, y ahora mi novio y yo estamos en el mejor momento.

—¿Dónde está?

—En Mediterránea.

Mediterránea era la ciudad vecina de Nueva Siena. Marcus viajaba bastante hacia allá debido a que una firma de abogados de allá le pagaba muy bien por los casos difíciles.

—Parece que viaja mucho.

—Sí, aunque eso me deja el departamento vacío para hacer lo que yo quiera... —Tal vez mi comentario fue un poco atrevido, pero ya habíamos terminado de cenar y la plática se tornaba aburrida. Griffin me había invitado para "ponernos al día" y tampoco nos habíamos contado mucho. Era el momento indicado para ver si los dos estábamos de acuerdo en llevar las cosas a otro nivel—. Para llevar a quien yo quiera, incluso...

ENTRE HOMBRES Y DIOSES (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora