Solo dos tragos (Griffin)

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Desperté el sábado con un nuevo motivo para asistir a la fiesta, y ése era Tristan. Apenas lo conocía y sabía muy poco de él para poder decir que sentía algo a un nivel emocional, pero la sola idea de verlo en traje de baño mojado era suficiente para tenerme media hora en mi clóset decidiendo la ropa que usaría. Mi cuerpo era delgado y esbelto. No podía presumir unas piernas gruesas y de gimnasio como Tristan o Nathan, pero tenía uno que otro traje de baño que funcionaba. Opté por uno azul, como mis ojos. Me puse una camisa blanca de manga larga, y la dejé sin abrochar para dar ese toque veraniego.

Al llegar a la casa de Tyson, donde era el evento, me sorprendió verla a la luz del día. Había perdido el toque macabro que percibí la noche anterior. Las altas columnas blancas imponían y me hacían sentir intimidado. Toqué el timbre y Tyson se apareció en la puerta.

—Griffin, hola. —dijo contrariado—. ¿No vino Nathan?

Asomó la cabeza fuera de la casa y miró hacia un lado y hacia el otro, buscándolo.

—Va a venir, pero hasta dentro de unas horas —afirmé.

Tyson se me quedó viendo. Percibí un destello rojo en sus ojos al mismo tiempo que un olor característico se apoderaba de mi nariz.

—Pasa, pasa.

Abrió la puerta por completo, revelando que iba sin playera. Sus abdominales bronceados brillaban a los rayos del sol, dándole un aspecto casi celestial.

Lo seguí por el mismo camino al patio que había recorrido la vez anterior. Ante mis ojos, la gente se multiplicaba y ocupaba cada centímetro del jardín.

—¿Todos trabajan en Asmodeus?

—No, la mayoría, pero muchos son modelos de otras revistas.

Hice ademán de abrir la puerta corrediza de la terraza, pero Tyson me detuvo con un veloz movimiento de mano.

—Si abres esa puerta, en menos de dos minutos tendrás a todos encima de ti —advirtió y vi la seriedad en sus ojos cafés—. Tristan y Tyler están arriba, subamos.

Al abrir la puerta de la habitación, nos encontramos con los dos acostados en la cama de Tyson, platicando en voz baja. Los susurros se detuvieron cuando me vieron y cierta sorpresa asomó en los ojos de ambos.

—Entonces has decidido asistir a nuestra orgía semanal. Comienza a desvestirte. —Tristan me miraba serio después de tal orden.

—Yo...

Las carcajadas estallaron en la habitación de paredes blancas. Era una broma. Me reí como ellos, pero no pude ocultar el rojo de mi piel.

Tyson desapareció tras la puerta corrediza del balcón y me quedé solo con los otros dos. Hice contacto visual con Tyler y se me hizo tan obvio que se trataba del quarterback de aquella fiesta de Halloween. La misma complexión y color de piel. Tal vez lo miré de más porque se veía incómodo y cohibido. ¿Sabría que lo recuerdo? ¿Él me recordaría?

—¿Cuántas personas ya llegaron? —preguntó Tristan, quien llevaba puesta una bermuda verde militar y una playera negra.

—Como cincuenta.

—Hora de bajar. —Tristan se levantó de la cama y se quitó la playera, dejando a la vista sus hermosos abdominales y pectorales por unos segundos. Sacó una camisa azul de una mochila y se la abotonó con cuidado. Luego, un traje de baño negro salió de la misma mochila. Lo observó y luego a mí. Me barrió con la mirada y, sin decir palabra, caminó hacia una puerta en un rincón de la habitación y entró. Unos minutos después salió con un traje de baño blanco.

—Ahora combinamos —me dijo con un aire de complicidad.

Solo pude sonreír.

Pasados algunos minutos, nos encontramos entre la multitud de gente ataviada con trajes de baño y poca ropa, pero de la mejores tiendas y marcas. La mayoría de los invitados eran hombres, aunque una que otra mujer se cruzaba en mi camino.

ENTRE HOMBRES Y DIOSES (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora