La historia de Nathan: Parte 2 (Nathan)

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Julio, 2011

—Hubiera sido mejor si no íbamos —dijo Caleb mientras cerraba la puerta de la habitación de Grayson.

—No hagas ruido —ordenó Grayson.

Era la madrugada y acabábamos de regresar de la fiesta. Todos en la casa dormían, excepto por nosotros tres.

—Qué mala fiesta. No había alcohol, conocíamos como a tres personas y Lauren terminó molesta conmigo. —Caleb se tiró sobre la cama, rendido.

—Quítate de mi cama. Estás sucio. —Grayson podía ser un poco obsesivo con la limpieza.

—¿Quieres que duerma en el suelo? —Únicamente había una cama, y era donde los tres habíamos estado durmiendo los últimos días. Era grande y cabíamos perfectamente.

—Báñate, aunque sea.

Caleb se levantó de la cama y se quitó la playera. El sudor hacía brillar sus abdominales bronceados. Luego se quitó la bermuda y después los bóxers. Notó que lo miraba.

—¿Pasa algo, Nathan?

—No, no —respondí nervioso—. No tardes. Yo igual estoy muy sudado.

—Tendremos que hacer lo mismo que antes. Incluso, tendremos suerte si sale aunque sea un poco de agua. —Grayson hablaba sin reparos, aunque noté que las comisuras de sus labios se curvaron, casi como una sonrisa.

En unos cuantos segundos, los tres estábamos desnudos por completo y entrando al cubículo de cristal. El agua comenzó a salir y nos enjabonamos con naturalidad. Caleb nos contaba algo sobre que se peleó con Lauren justo cuando ya se habían quitado la ropa en alguna habitación de la casa.

Cuando terminamos, Grayson salió primero y luego yo, pero en mi intento de salir, choqué con Caleb y sentí algo duro en mi pierna. Por instinto y sin pensar, miré hacia abajo y vi que Caleb tenía una erección. Su pene había crecido unos cuantos centímetros y se veía ancho.

—Perdón. —Comenzó a reír sin darle mucha importancia—. Es solo que Lauren me dejó caliente y todo esto de estar tan juntitos en la regadera...

No había ni una pizca de incomodidad en sus palabras. Grayson pareció oírlo porque volteó un poco desorientado y abrió mucho los ojos al ver lo que había entre las piernas de nuestro amigo.

—¡Caleb! —gritó un poco sorprendido, pero rápidamente comenzó a reír—. La tienes más grande de lo que parecía.

Caleb se mostró orgulloso, no intentó esconder su erección.

—Te apuesto a que la tuya no crece tanto. Será grande y todo... —Señaló aquello que Grayson escondía bajo la toalla—. Pero no creo que crezca tanto. ¿Tú qué opinas, Nathan?

No sabía qué contestar, pero Grayson me salvó...

—Pues habría que comprobar... —Los ojos de Grayson seguían clavados en la erección de Caleb. Ambos se miraron y sonrieron, casi con complicidad.

Grayson salió del baño y los otros dos lo seguimos. Se acostó en el centro de la cama, y Caleb a su lado. Ninguno de los dos tenía nada que los cubriera. Me fijé en las piernas de ambos. Las de Caleb eran gruesas por el ejercicio, mientras que las de Grayson eran más delgadas, pero igualmente marcadas. El pene de Grayson descansaba sobre su pubis, sin mostrar signos de erección y, aún así, era grande.

—Nathan... —Escuché la voz de Grayson llamarme—. ¿Vas a venir?

Me acerqué y me acosté a su lado. Yo también estaba completamente desnudo y mi erección comenzaba a despertar.

ENTRE HOMBRES Y DIOSES (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora