Extraños - Diluc y lectora

Capítulo 30

POV Omnisciente

Buscando entre las cosas que tiene en su escritorio, se encuentra un Diluc lidiando con los movimientos más silenciosos que puede hacer para tener en sus manos el pedazo de papel que logró llevarse en su búsqueda en la región helada.

Si alguien lo encontrara, se lo llevarían a pesar de pedir lo contrario de vuelta a su habitación. Este aprovechó el momento en el que la castaña se durmiera para escabullirse entre los oscuros pasillos hasta llegar a su oficina, debía apresurarse.

"Si tus asuntos no se resuelven en dos meses, nuestro trato se cancelará. No quiero llegar a extremismos, pero puede que mi hermano logre dar fin a su viaje pronto, eso significa que él me puede garantizar con seguridad lo que tú no has podido hacer en años. Me temo que te harás inútil en poco tiempo... Si tomas esto como un incentivo y terminas con todo en este momento, puede que te considere tenerte entre mis filas y hacer mi parte del trato, si no colaboras no llegaremos a nada"

——¿No tuvo la necesidad de firmar? Ya tenían de por hecho de quién se trata, su hermano...

Se supone que las criaturas del abismo poseen poca consciencia de sus pasados, pero se mantienen en movimiento como peones, siguen a alguien en concreto, pensaba el pelirrojo en un esfuerzo de mantenerse de pie a pesar de los escalofríos que siente en su cuerpo.

——Creí haberme explicado bien al decir que no saldrías de la cama hasta que te sientas bien...—— interrumpió su burbuja mental la mujer que tiene detrás con voz adormitada, con dificultad volteó a pesar de saber qué tipo de expresión ha de tener _______.

——Solo tenía que ocuparme de algo —— suspiró en cansancio —— no es necesario que me ve-

La muchacha interrumpió como de costumbre al de ojos rojizos para luego ponerse de puntillas y alzar su mano a su frente.

——Ya bajaste un poco de temperatura... —— ambos se quedaron viendo sin esperar nada, ella solo paseaba sus dedos en las facciones del pelirrojo mientras este disfrutaba el tacto, trataba de leer la mirada de la contraria, ella se dio cuenta de lo que hacía y se interrumpió sola volteando la mirada —— hay que volver...

——Sí... —— la seguía a su habitación en silencio, lo más seguro que se encontraban despiertos un par de horas antes del amanecer.

——¿Puedo ser de ayuda en algo en tu trabajo? —— soltó de la nada ella al acomodarlo entre sus almohadas.

——¿Cómo? —— no se esperaba la pregunta.

——Quiero ayudarte en algo... puedo compartir tu carga y así podrías descansar más—— dijo susurrando, esperando a que nadie la escuchara por la hora —— he notado que no duermes del todo, haces mucho por mí, pero yo también puedo hacerlo, quiero esforzarme por ti.

Una declaración que lo hizo sentir más calor a pesar de la fiebre que tiene, su rostro no lo soporta, quiere esconderlo a pesar de su ventaja en la oscuridad. Juraba que sus latidos podrían ser escuchados por cualquiera que se encuentre en la habitación.