Una vez más, se encontraba en la mitad de su habitación, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón partido en mil pedazos, una vez más Viktor lo a rechazado, ya no podía aguantar más, no quería aguantar más. Entre lágrimas, se prometió a si mismo olvidarse de aquel ruso, se dijo a si mismo que no valía la pena, y que el ruso no lo podía rechazar siempre y esperar a que se quede a su lado.
Su última declaración fue la más dolorosa, se repetía una y mil veces las dolorosas palabras del peligris.
- Horacio, no estoy listo para una relación.
Irónicamente reía al recordar sus palabras - No está listo desde hace años- se decía para si mismo.
Se levantó del suelo, se veía tan triste, apagado y derrotado, no quería pensar que la persona que más amaba en el mundo podía hacerle tanto daño.
- No te esperaré toda la vida, ¿y si llega alguien que si me da lo que busco?- recordaba sus palabras, en parte no quería soltar a su amor, pero también merecía valorarse más y no humillarse tanto por una respuesta que claramente, no iba a tener.
Pasaron los meses, su roto corazón sanaba poco a poco, trataba de no encontrarse con Viktor, evitaba hablar en radio si este se encontraba en ella, trataba de patrullar solo y cambió sus horarios para no coincidir con los suyos. Quería sanar, olvidarlo, y sabía que la tarea no iba a ser fácil si tenía a Viktor junto a el.
Una mañana de un 17 se julio se encontraba tomando un café en la cafetería de la sede, estaba tranquilo ya que sabía que Viktor no entraría de servicio hasta la noche, pero algo pasó y Volkov apareció en el mismo lugar que el director del FBI.
Este entró en pánico al ver a su compañero entrar, trató de acomodar unos informes que estaba leyendo para irse pero su voz lo detuvo, esa maldita voz que antes era su perdición.
- Horacio... Hace tiempo que no te veía.
- Eh, si bueno, eh tenido muchísimo trabajo y no tengo tiempo para nada, es más, tengo que revisar estos informes- dijo tratando de salir del lugar.
- Qu- ¿Quieres ir a tomar algo después del trabajo?
- Eh, estoy ocupado.
- H, por favor, tengo que hablar contigo.
Lo miró indeciso, no estaba seguro que decir, pero optó por aceptar dicha salida, no era la mejor opción pero necesitaba escuchar lo que quería decir. Al terminar el turno laboral, se dirigieron a una cafetería que se encontraba en el norte de la ciudad, era bastante bonita y tenía un ambiente agradable.
Se sentaron en una mesa para dos y Volkov empezó a hablar.
-H, desde hace tiempo no te veía, y bueno, quería preguntarte, en este caso eh.. ¿Cómo estás?
Horacio no iba a ceder, había avanzado tanto para echarse atrás, no después de pasar noches enteras llorando e intentando sacarlo de la cabeza, culpándose y pensando que hizo mal para que Viktor no lo acepte, se preguntaba del porqué no era suficiente para el.
Lo confundía tanto, un día le regalaba flores, le daba un beso en la mejilla, le regalaba peluches del UwU café, lo trataba diferente a los demás y al otro día se hacía el tonto cuando le insinuaba algo o solo decía que le importaba trabajar cuando Horacio decía que quería pasar tiempo con el.
Pasaron dos años desde su reencuentro, nada era igual al primer año, todo era distinto, todo había perdido el sentido. Las amargas noches oscuras de su habitación habían pasado factura los primeros meses, dejaba de comer, no salía de casa y a duras penas iba al trabajo, prefería revisar informes desde casa.
Pero poco a poco sanó y volvió a ser el mismo de antes, aunque existía una espina en su corazón sabía que debía de avanzar y no quedarse estancado, ya no más, nunca más.
- Bien bien, la verdad, ¿y tú?- un ambiente pesado inundó el sitio.
- Bastante bien, H, quería preguntarte el porque, bueno, no nos hemos visto mucho, ya no salimos a patrullar ni nada.
- Bueno, tengo mucho trabajo y a veces lo hago desde casa, así que no tengo tiempo para nada.
- Vale.... Y bueno, también quería preguntarse se querías tomarte un día libre, ir a cenar, cómo antes.
Una vez más entró en pánico, no quería tirar a la basura su progreso, tomo aire y respondió tajante - ¿Cómo calidad de que?
- Eh, una cita, supongo.
- ¿Cita?- lo miró con curiosidad.
- Si eh, bueno, quería preguntarte algo.
- ¿Y porque no me lo dices ahora?
- Es complicado H, es algo que de verdad quiero que sea especial.
- ¿Especial? ¿De que hablas?
- Si bueno, quería decirte que si querías intentar algo.
No podía creerlo, por fin tenia la respuesta que tanto quería, por fin, lo que tanto deseaba estaba siendo realidad, pero ya no era el momento, no era lo mismo, no sentía nada por la persona que tenia frente a el.
- Algo.. -dijo casi para si mismo.
- Eh si, bueno, en este caso, como una tipo relación, no soy experto pero creo que me siento listo, me has hecho mucha falta estos últimos meses.
El corazón de Horacio dio un vuelco, no, no iba a permitirse haber sufrido tanto para nada, para caer rendido a sus pies después de tanto sufrimiento.
- V, no puedo aceptarte, no quiero una relación, no ahora, no pienso sufrir más, ya sufrí lo suficiente- Dijo viendo fijamente los ojos de Viktor.
- Pero...
- No puedo aceptarte, ya... ya te superé, me costó mucho trabajo, lagrimas, terapia, me costó demasiado sacarte de mi vida, no siento lo mismo que solía sentir antes, te amaba, como a nadie en el mundo, pero esos días acabaron, ya.... ya no siento nada por ti.
Experimentó un tipo de dolor que jamás había sentido antes, se sintió tan triste y culpable, quería volver el tiempo atrás y aceptar sus sentimientos por el joven, pero nada de eso volvería a pasar, se encontraba arrepentido y derrotado, tal y como el joven se sentía por meses.
- Lo lamento V y creo que es una buena decisión irme del puesto de director del FBI, iré a otra sede en algún otro estado, ya hice todos los papeles necesarios, en unos días me iré.
No obtuvo respuesta, se notaba que el contrario se encontraba realmente mal.
- Adiós V, espero que seas feliz, como yo lo soy ahora- No se notaba malicia en su voz y eso a Volkov lo destruyó más, de verdad lo olvidó, lo superó.
Ese mismo día lloró toda la noche, su arrepentimiento le carcomía la mente día a día, hasta que llegó el momento de la partida de Horacio. Pidió acompañarlo al aeropuerto, quería verlo una ultima vez, y estar en el momento de su partida, aunque doloroso que sea.
Después de una despedida demasiado triste para Volkov pero algo liberadora a Horacio, el joven antes de subir al avión se despidió desde lejos con el peli plata.
Volkov le devolvió la despedida, sus ojos se llenaron de lagrimas, no quería dejarlo ir, si era necesario humillarse lo haría, pero eso no merecía Horacio, sufrió, lloró y de una u otra forma gracias a todas esas noches lo superó, lo olvidó y después de tanto sufrimiento merecía ser feliz, por más que lo amara no iba a interrumpir en su vida.
Y así vio partir al amor de su vida, amor que no aceptó a tiempo por miedo, por poca confianza en si mismo, su indecisión lo llevó a perder a la única persona que llegó a amar, aparte de su familia, perdió a la única persona que lo hizo sentir vivo después de muchos años de dolor. Los papeles se invirtieron, ahora el lloraba desconsoladamente, arrepentido por no haber tomado una decisión a tiempo.
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One Shot Volkacio.
Randompequeñas historias que te pueden alegar el día o pueden destruirlo <3