Esa mañana había sido extraña, se encontraba con Viktor, su crush, en cada momento del día, pero le encantaba la sensación que se formaba en su estómago cada vez que su mirada y la contraria se encontraban, daba pequeños saltos de felicidad cuando Viktor lo saludaba o cuando lo sorprendía mirándolo.
Estaba demasiado emocionado y sentía miles de mariposas en su estómago al solo pensar en Viktor, a la salida del instituto se encontró con su mejor amiga, Atenea, y como de costumbre le comentó hasta la más mínima interacción con Viktor, comentaba emocionado que toda la jornada se lo encontró, cada vez que lo miraba le sonreía y sobre todo que habían momentos donde lo sorprendía mirándolo, el menor narraba su día con un especial brillo en sus ojos - Me gusta mucho - Culminó soltando un largo suspiro - Me gusta tanto, pero sé que no será posible porque jamás se fijaría en alguien como yo -Dijo sintiendo como toda la alegría abandonaba su cuerpo.
- Tienes que decirle que te gusta - Respondió rápidamente su amiga.
- De ninguna manera, siempre imagino tenerlo frente a mí, y decirle que me gusta demasiado y que deseo con todo mi corazón que el sienta lo mismo, pero cuando lo veo no puedo ni hablar bien - Dijo riendo levemente.
- Horacio...
- Solo me gustaría - le interrumpió - me encantaría tener la suficiente valentía para mirarlo fijamente y decirle "Viktor me gustas demasiado"
- Horacio - Dijo una voz a su espalada, el nombrado se quedó pasmado mientras sentía como su alma abandonaba su cuerpo al reconocer la voz contraria.
- Ahí viene - susurró Atenea mirando a Viktor acercarse.
- Dime, eso que lo que escuché es cierto.
Atenea miro fijamente a su amigo - Creo que me están llamando - Dijo rápidamente huyendo del sitio, recibiendo una mirada asesina por parte de su mejor amigo.
- No sé qué escuchaste - Se excusó Horacio desviando la mirada tratando de huir rápidamente.
- No mientas - Dijo Viktor sujetando su brazo para después acorralarlo entre la pared y su cuerpo.
Horacio entró en crisis, tenía a su crush a escasos centímetros de él hablándole de ESA forma, no podía reaccionar, estaba demasiado nervioso y su mirada estaba perdida en el suelo porque no se sentía con valentía suficiente para míralo a los ojos.
- Mírame - Dijo colocando su mano en el mentón del menor para que este lo observe - Dime, ¿Es cierto lo que escuché? - Habló suavemente observando los bicolores que lo admiraban con devoción.
- No - No sé - tartamudeo atónito por la cercanía.
- Horacio, por favor, dime la verdad - Pidió en un susurro mientras se acercaba lentamente - Di que te gusto.
- M-me... - miró fijamente sus ojos observando un brillo en ellos - me gustas mucho, Viktor - Dejó salir su confesión para después marcar una tímida sonrisa.
Viktor sonrió contento para dirigir su mano a la cintura contraria - Y tú a mí, no sabes cuanto me gustas - Se confesó a escasos centímetros de los labios ajenos, haciendo que estos se rocen por las palabras dichas.
Horacio sintió morir al sentir su aliento y roce sobre sus labios, sus piernas perdieron fuerza, pero rápidamente fue sujetado por Viktor - Puedo... - Susurró mirando los bicolores que poco a poco se fueron cerrando dando un silencioso "sí" a aquella petición no hecha.
Lo besó lentamente, disfrutando de cada pequeño roce, se sentía en las nubes, Horacio le había gustado desde el momento en que lo vio, su sonrisa, su carisma y ojos únicos se habían robado su atención, y ahora que por fin conocía que sus sentimientos eran correspondidos tuvo la valentía de confesarse.
- Moria por besarte - Dijo al separarse, el menor lo observó sonriente mientras un tierno sonrojo subía a sus mejillas - Que lindo eres - Dijo acariciando la mejilla del menor.
Horacio como acto reflejo descanso más su mejilla en la mano que la acunaba, cerrando lentamente sus ojos mientras sonreía tontamente.
- ¿Me darías el placer de ser tu novio? - Pidió derrotado ante tan tierna imagen.
Horacio inmediatamente abrió los ojos ante la petición - ¿De verdad? - Dijo atónito - S- sí, claro que sí - Gritó lanzándose a sus brazos, Viktor lo sujetó por la cintura mientras se unían en un nuevo beso.
A lo lejos Atenea observaba la tierna escena emocionada por la felicidad de su mejor amigo y agradecida de que su plan para reunirlos haya salido a la perfección.
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One Shot Volkacio.
Randompequeñas historias que te pueden alegar el día o pueden destruirlo <3