Una discusión tonta fue causante de un enojo real, estaban muy enfadados y ninguno pensaba dar su brazo a torcer. Era la primer vez que un enfado duraba mucho tiempo, normalmente volvían a hablar rápidamente ya que su amor era más grande, ahora, su necedad les obligaba a mantenerse separados.
Entraron a servicio igual de molestos que esa mañana, en los atracos se cuidaban las espaldas pero no se hablaban, buscaban con desespero al otro hasta estar seguros de que se encontraba bien.
Patrullaban juntos en silencio, solo se hablaban por el trabajo, atracos, coches robados entre otras alertas. Al caer la noche ambos salieron juntos de servicio, era irónico estar molesto con el otro y tener la necesidad de estar junto a esa persona, era una necesidad que ambos corazones tenían, no podían estar lejos por más molestos que se encuentren.
En casa, Horacio preparó la cena en silencio mientras V lo ayudaba en lo que creía que el moreno necesite, una vez lista la cena ambos comieron de sus platos, el ambiente estaba tenso y parecía que ninguno sabía cómo empezar a hablar.
Normalmente, después del servicio se sentaban en el sofá a ver una película y después iban a dormir, pero ese día simplemente se dirigieron a la habitación, Horacio pensó que el ruso iría junto a el pero se desvío a la habitación extra de la mansion.
Rendido se acostó en su cama que extrañamente se sentía demasiado grande para el solo, boca arriba observaba el techo pensando en lo mucho que le costaría dormir esa noche ya que no estaría en brazos de su ruso, daba vueltas sin ninguna intención de dormir, pensando en como terminar ese absurdo enojo.
Por otro lado, Viktor se encontraba igual de inquieto que el moreno, la cama se sentía fría sin el calor de su pareja, quería tener al moreno entre sus brazos, sentir su calor y dormir como un bebé hasta el día siguiente, pero se veía molesto, y no quería hacerlo enfadar más.
Un puchero apareció en su rostro al sentir su corazón incompleto a falta de cierta persona, pero cuando iba a levantarse en busca del moreno observó la silueta de su pareja en el marco de su puerta.
Horacio, con una almohada en su mano se acercó sin mediar palabra, observó con duda a su pareja pero sonrió ampliamente al ver qué el ruso estiró sus brazos invitándolo a recostarse cómo de costumbre.
Ambos entre las sábanas se abrazaron y acariciaron, cientos de besos fueron repartidos en el pálido rostro y viceversa, ya ni recordaban el enojo de esa mañana.
Horacio observó con amor los grises de su pareja - Lo siento - Dijo escondiendo su rostro en el cuello ajeno.
- También lo siento cariño - acunó el rostro de Horacio y besó despacio pomposos labios del moreno - No me gusta estar así contigo.
- A mi tampoco - Respondió acariciando la pálida mejilla.
- Hagamos algo - sonrió y tomó la mano de Horacio entrelazando su dedo meñique con el del moreno - No dormiremos enfadados nunca.
- Lo prometo - Respondió Horacio sonriente
- Lo prometo - afirmó observando los bicolores del amor de su vida.
Se abrazaron sonriendo ampliamente por volver a sentir sus corazones completos con la presencia del otro, al final, el amor es más fuerte.
Fin :3
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One Shot Volkacio.
Randompequeñas historias que te pueden alegar el día o pueden destruirlo <3