Capítulo 2

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Narrador omnisciente

Ella se dirigía hacia la cocina envuelta en una manta. La calefacción no era suficiente en aquel febrero que según los informes del clima, debería estar calentando durante las últimas semanas. Lamentablemente recién había comenzado el mes.

Estaba muerta de hambre y quiso prepararse el tan bendito desayuno americano. El hecho de haberlo visto tantas veces le hacía sonar el estómago.
En casa no acostumbraban a comer ningún derivado animal, ya que sus padres eran veganos, pero ella quiso variar un poco. Además lucía delicioso y aprovecharía de la libertad que había dado inicio el día de ayer.

No tuvo mucho tiempo. Eran las seis y media, y mientras se alistaba pasaría una media hora. Sumándole el camino unos veinte minutos. Y si el lugar era muy grande probablemente llegaría ocho en punto exactamente. Solía estar una media hora antes. Sus padres le habían enseñado aquello, la puntualidad y a ser precavida.

Decidió darse un baño rápido y dejó que el mismo aire seque su cabello, así ganaba tiempo.
Ya después se vistió y maquilló sin ser tan exagerada. Ella no tenía imperfecciones para ocultar, por lo que no debía esforzarse demasiado.

Sin más, llamó a un Uber.

Tenía suficiente dinero para todo aquello que le era necesario y más, pero que un taxi le cobre unos cincuenta dólares aproximadamente le hizo pensar que al final de cuentas mejor sería tener un auto propio. Se ahorraría muchísimo.

El camino fue algo largo, pero no por la distancia, sino por el tráfico. Decidió relajarse y olvidarse un poco del tiempo. Al final de cuentas llegaría y eso era lo importante. Colocó su playlist favorita y se dejó caer sobre los asientos.

Solamente California lucía mucho más grande de lo que Inglaterra podía ser. Le fascinaba el verde de las colinas, con algunas casas en ellas. Seguro muy cerca de ahí vivían los que tenían adquisiciones mucho mayores a las del resto.
El cielo azul la cautivaba. El sol, a pesar de existir el frío, fue algo que también la impresionó.
Definitivamente podría perderse por aquel lugar.

Justo había comenzado a sonar Georgia de Phoebe Bridgers. No conocía a muchas personas que compartan su gusto por ella. Tampoco podía pedir demasiado. El álbum que contenía aquella canción había sido lanzado hace apenas unos meses.

Logró llegar por fin.

[...]

Narra Hailee

Algo que adoraba de mamá era que sabía muy bien que colocaba mi alarma en el teléfono antes de irme a dormir. Sin embargo, ella venía algunos minutos antes y me despertaba con mimos. No le tomaba importancia a mi edad. Estaba segura que lo tenía muy en cuenta, pero su gran amor superaba a todos aquellos dichos.

No me quejaba.

Era una de las que arribaban antes de las ocho. Esto último lo habían decidido mis managers junto con mi productor, ya que el hecho de andar con Niall, había provocado que el seguimiento por parte de los paparazzis incremente.
No me molestaba. Podía ser divertido hasta que me hablaban de "mi lista de ex novios". Claro que yo aprendí a superar y a no guardar rencor, pero las preguntas, en su mayoría eran crueles y no tenían filtro. Para evitar todo aquello, se me había determinado lo que les comenté.

Cerré mis ojos de camino al lugar, porque tenía un cansancio acumulado increíble. Hacer esto de lunes a viernes era agotador. Ya se imaginarán cómo era cuando había que participar en pantalla o cuando lanzaba música nueva. Todo directo a mis ojeras. Eran como parte de mi marca personal. Actualmente había aprendido amarlas y me gustaban.

AfterlifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora