Afterlife

Capítulo 25

Narrador omnisciente

No hay que perder en cuenta que tiempo atrás, Sophie y Ella iniciaron un vínculo amistoso a causa de el sufrimiento de la menor. Hasta el momento no habían perdido contacto, incluso sin verse demasiado, solían tener conversaciones por mensaje o llamada. El último motivo fue: ejecutar el plan. Sí, aquel plan que estudiaron al pie de la letra para atrapar al victimario.
Turner sabía que el día miércoles, Ella tendría un meeting con James, previo al ensayo, y de seguro aprovecharía para hacer de las suyas. Por tanto, pensaron que sería momento perfecto para exponerlo.

Ella se había ido a dormir, no sin antes hacer una plegaria para que todo salga de acuerdo a lo ideado. Quería de una vez por todas librarse de aquella horrible situación, que si bien por los ensayos se había detenido, pero el acoso verbal seguía, y nada le aseguraba que no volviese a ser físico, como seguro podía serlo al día siguiente.

No podía dormir, porque sus nervios eran demasiados, a pesar de tener a su novio rodeándola, no estaría en paz hasta obtener lo que quería.

—Pasa—las manos de la joven eran el reflejo de los latidos tan veloces de su corazón.

—Buenos días—esbozó después de haber suspirado—Me llamó para reunirnos—dijo en un intento de parecer tranquila—¿Ocurrió algo?—sabía que debía detenerse si no quería delatarse. Ella no solía formular tantas frases a la hora de dirigirse con él.

—Siéntate, por favor—le dijo de una manera amable, pero ya analizando su rostro y cuerpo entero, como todo un patán—¿Cómo te encuentras? Hace mucho que no tenemos estos espacios para nosotros—Ella le había dado a "reproducir" en su teléfono. Lo había dejado a medio salir en su bolso, pero de tal forma que no se notase. Tenía el micrófono apuntando hacía el cierre abierto.
Decidió que su protector sería del mismo color que el bolso.

—Si es lo que estoy pensando, sabes que pierdes tu tiempo. Además he vuelto con Thomas, de seguro ya lo sabes—quería mantenerse firme.

—¿Entonces en todo este tiempo fue por él? ¿No porque tú no lo hayas deseado así? Eso me hace sentir bastante bien, créeme—se acercó hacia donde Ella. Llevaba una mirada de falsa esperanza e hipocresía, como si fuese el lastimado.

—¿Disculpa? Esto es porque no tienes permitido ir en contra de mi voluntad, de mi cuerpo e integridad. No es Thomas el centro de por qué no quiero que te sobrepases conmigo. Lo tuyo tiene nombre y es abuso—dijo enfrentándolo.

—No me hagas reír. Hace semanas no decías absolutamente nada y ahora te has convertido en una feminista defensora de tus derechos—la tomó por el rostro—Aquí esas ideas son puro mercado, no las defendemos enserio—se burló—Y te lo digo de una vez porque cada día te adentrarás más en este mundo. Aprenderás a tener una máscara para todo, y nadie lo sabrá—Ella comenzaba a sentir un dolor en su pecho. Había decepción, enojo, impotencia, tristeza, asco—Ahora, deja ese estúpido speech de lado y seamos tú y yo—acarició su rostro mientras acercaba sus labios hacia los de la menor—Estábamos bastante bien—comenzó a besarla, pero Ella logró zafarse, provocando que una de las sillas se cayera—¿Ahora qué?—preguntó frustrado.

—¡Dije que no!—James se burló.

—¿Quién eres Ella? Una simple chica de Inglaterra, a la cual puedo darle un reino entero o regresarte a tu país sin una sola maleta, porque eres más manipulable de lo que crees. No eres indispensable. No eres diferente a lo que hay. ¿Qué no te has visto acaso?—Ella sabía que sus lágrimas amenazaban con salir, pero aunque estas lo hicieran, seguiría con la cabeza en alto.

—¿Entonces por qué tanta insistencia en querer abusar de mí?—el hombro la miró con desprecio.

—El abuso sucede cuando una parte está en desacuerdo, y tú lo único que quieres es ponerme los nervios de punta, porque te recuerdo que hace unas semanas no me detenías cuando te besaba o te hacía mía—