Capítulo 20

212 20 12
                                    

Narrador omnisciente

Faltaban exactamente tres días para llegar a la prueba final.
El equipo de Alena estaba más que preparado para quedarse con los mejores, con aquellos que sean capaces de encarnar a sus personajes. Y claro, a pesar de que Hailee también les acompañaría para cumplir con su rol, se sentía algo ansiosa por la gran responsabilidad que le había sido otorgada. A pesar de esto, Alena confiaba plenamente en la actriz, porque había visto su desempeño, y creía que en ella estaba la chica perfecta, la cual cumpliría con todos y cada uno de los parámetros.

Esta vez, la recta final de audiciones, sería llevada acabo en un teatro que se encontraba en el downtown de la ciudad. No era exageradamente amplio, pero sí alcanzaba para la cantidad de gente que asistiría.
La agencia misma consiguió ofrecerles el espacio de manera gratuita, y aunque para Alena fue difícil dar el brazo a torcer, mientras más presupuesto ahorrase, mucho mejor sería. Para ella todo contaba.

Por otro lado, Hailee había entrado en una etapa de disociación. No se sentía mal, de hecho, cada cosa que estaba viviendo, como la aproximación de un nuevo proyecto, y el inicio de su carrera como productora ejecutiva, la dejaban en un estado lejano a la realidad, por lo que constantemente hablaba sola, pensaba de más y no seguía todas las conversaciones que el resto tenía. Aprovechaba cada momento de distracción para maquinar.
El caso incrementó cuando Aaron la llamó para una reunión de último momento.
Ese día, la palabra "emoción" fue demasiado pequeña y ridícula para describir lo que su corazón intentaba sostener.

¿Está todo bien? ¿Por qué traen esas caras?—Hailee había ingresado a la gran oficina de reuniones, y el cuadro que tenía en frente le ponía los pelos de punta.

Sabemos que Alena realizará las grabaciones en New York—la joven asintió lentamente—Vas a tener que internarte de cabeza allá—ahora su entrecejo estaba fruncido—Clint Barton va a necesitar de una Kate Bishop para completar algunas misiones, y de paso entretenerse—iba a desmayarse ahí mismo, ¿había oído bien?—Hailee—Aaron se puso de pie para sacudir una mano frente al rostro de la chica, quien se había quedado congelada.

¿P-Puedes repetirlo?—tragó saliva.

Serás una young avenger—no era como si desde muy joven había mirado vez tras vez las películas de el mcu, y ahora de repente estaría destruyendo las calles de New York junto a otro superhéroe—Felicidades, estrellita—todo el que se encontraba en el lugar aplaudió y la felicitó.

Ella caminaba por el lugar con una sonrisa impregnada en el rostro, imaginando todo lo que podría pasar.

Iba a tener que hablar urgentemente con Inés, la psicóloga, porque por más bien que esté viviendo, no estaba sabiendo sobrellevar las abrumadoras emociones. Se encontraba tan feliz, que en el fondo tenía miedo que algo mayor a sus fuerzas se avecine, y esté más cerca de lo que ella creía.

Y viéndolo de una perspectiva futurista y con ninguna intención de adelanto, no estaría demás desearle un poco de suerte a la castaña. Sobre todo porque su vida estaba destinada a sumergirse en cambios inimaginables. Podría decirse que, aquí se aplicará el "nunca digas nuca".







[...]









En su cama, con los nervios alterados, decidió que necesitaba relajarse un poco.

El aire estaba fresco, pero no consumidor, por lo que decidió sentarse en la mini sala del balcón de su habitación. Tomó un libro al azar y se dispuso a respirar un par de veces para calmar la ansiedad que traía. Tal y como Inés le indicó: "Algunas cosas son inevitables, pero eso son, son cosas, hechos. Tú eres la que lleva un cerebro".

AfterlifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora