Capítulo 16

187 22 7
                                    

Narra Ella

Hace varios días que no había tenido una charla con Thomas. No discutimos o algo por el estilo, pero tampoco hablábamos civilizadamente. Él decidió salir muy temprano por la mañana, antes que pueda encontrármelo, y llegaba bastante tarde, cuando ya estaba dormida. Habían días en que ni siquiera llegaba, simplemente permanecía fuera de casa. No compartíamos los alimentos, y las pocas veces que nos cruzábamos, no terminaba de alcanzar a verlo, porque me evadía de una manera nada fingida. Claramente quería hacérmelo notar.

Por otro lado, James había vuelto de su viaje de negocios, y hoy debía enfrentarlo. Aún no ponía en marcha el plan, debía esperar a obtener el dichoso papel—porque al parecer por ahí iba el proyecto de Alena, según él me comentó—así que apenas tuviese la oportunidad, no la desecharía.

—Me enteré que Thomas y tú no están juntos como antes—y comenzaba a ponerse cargoso.

—Estamos pasando por un momento difícil, pero nada del otro mundo—respondí con los nervios a flor de piel. Sabía lo que se avecinaba, mi instinto me lo decía.

—¿Eso quiere decir que tengo más chances de sobresalir?—agaché mi mirada—Sabes que yo podría hacerte el doble de feliz—una risa sarcástica se formó en mi interior.

—Como le dije, no hay nada que no se pueda resolver, es todo—ponerme firme ya no servía en un lugar como este.

—¿Cuántas veces debo decirte que no me trates de usted?—dijo frustrado—Es molesto, cariño—se puso de pie y se sentó a mi lado—Ven aquí—me ordenó que me sentara encima de él.

—Y-Yo—el miedo era diferente, es más, no sabía si era miedo o curiosidad, y eso me estaba matando. Cada que caía en cuenta de las malas pasadas que mi mente me jugaba, entonces me sentía sucia y bastante humillada.

—Debes extrañarlo, ¿o me equivoco?—su mano acarició mi mejilla izquierda, casi en la comisura de mis labios. Sin querer cerré mis ojos—Así es, pequeña—comenzó a dejar algunos besos en mi cuello, y automáticamente me aferré a él. Por un momento perdí mi dignidad entera y me dejé llevar. En ese instante, olvidé lo terrible que esto era, y el mucho daño que me hacía—Te amo, Ella—de pronto comencé a besarlo yo también. Sentía la gran necesidad de ser tocada, pero no por lujuria, necesitaba saber que era realmente amada. Quería que alguien me lo dijese.

Antes de que ocurra lo peor, las alertas en mi cerebro se activaron, y me indicaron lo mal que me encontraba.

—E-Esto está mal—me solté de golpe.

—No lo está porque tú me seguiste—nuevamente comencé a sentir muchas náuseas—Y ahora no hay vuelta atrás—me tomó de manera muy fuerte por los brazos, provocando que un gemido de dolor saliese de mis labios.

—¡D-Déjame! ¡Me lastimas!—mis movimientos hacían que sus manos ejerzan más presión sobre mis brazos, lo cual dejó marcas en estos—¡Basta, P-Por favor!—no podía parar de llorar—Déjame—dije con un hilo de voz antes de caer de rodillas al suelo.

Lo único que se oía en aquella oficina era mi llanto de súplica y dolor.

James me vio con terror y me volvió a acercar a él, pero con más delicadeza y me abrazó para luego acariciar mi espalda, como si así pudiera calmarme.

—L-Lo siento—dijo atónito—P-Pero tú me—

—¡Tú iniciaste todo esto! ¡No quieras echarme la culpa!—arrojé de golpe—¡Te aprovechas de mí, de mi bondad! ¡Te confié mi pasado y mis dolencias! ¡Ahora te aprovechas de mí por eso!—él me veía ofendido, como si yo fuese la culpable.

AfterlifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora