Capítulo 17

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Narra Hailee

Me era difícil asimilar que las grabaciones habían culminado, no puedo negar que el estar apunto de ir a la cena de celebración me había hecho llorar.
El vestido que usaría era precioso, también el maquillaje y los zapatos, pero tenía un sentimiento de nostalgia increíble.

—¿Puedo pasar?—todo el equipo de preparación me había dejado impecable, por lo que decidieron irse a la sala en lo que yo pensaba un poco.

—Adelante—avisé.

—Cariño, te ves realmente bella—mamá se acercó a abrazarme con cuidado. Sabía que no quería arruinar mi atuendo, pero me relajé un poco y me acerqué más a ella—Haiz—acarició mi espalda—Sé que te sientes algo desorientada en este momento, pero hija, el que estés aquí es fruto de tu esfuerzo. Tienes mil proyectos por delante y volverás a sentir esa energía en tu cuerpo que te hará feliz—me tomó de las manos.

—Tiene que ver con todo—suspiré—Sabes que suelen afectarme las despedidas, pero esta vez se suma a mí todo lo que ha pasado. No podré distraerme—le conté—E-Es difícil verme en esta situación y aceptarla—tomé una gran bocanada de aire, porque si lloraba iban a tener que retocarme el maquillaje.

—Eres fuerte—me miró a los ojos—No quiero repetírtelo, a veces asumo que eres consciente de ello, porque todo esto que haces, o bueno, que vienes haciendo desde muy joven, no lo hace cualquiera—se sentó sobre uno de los sillones—Tú aprendiste a sacrificar mucho, amigos, escuela, salidas, viajes. Todo para hoy en día encontrarte en una larga lista de proyectos realizados, con premios y reconocimientos a tu favor—sus ojos brillaban—Escucha a la pequeña Hailee—me entregó una fotografía mía de pequeña—Ella quería esto con todas sus fuerzas, y no lo hacía por nadie más que por ella misma—esta vez no pude evitar derramar algunas lágrimas—No le des la espalda, mi amor—tenía tanta razón. No podía traicionarme.

—Siempre sabes qué decir, mami—me volví a abrazarla.

—Ahora—se acercó con un pañuelo—Vamos a limpiar esto—secó con pequeños toquecitos los rastros de lágrimas—Un poco de corrector...—aplicó con cuidado—Estás lista, señorita—ambas nos vimos al espejo.

—Wow—papá y Griffin aparecieron—No puedo estar más feliz de tenerlas en mi vida. Se ven deslumbrantes—papá nos abrazó.

—Hermanita—Griffin me apretó las mejillas—Me acuerdo cuando tenías cara de melocotón. Ahora eres toda una mujer—nunca podían faltar sus comentarios con trasfondo cariñoso. Nunca podría decirme "hermosa" sin hacer una broma, porque era tímido en ese aspecto.

—También te quiero, Griff—acomodé su camisa.

Tenía a mi familia. Tenía amigos que esperaban por mí. Necesitaba seguir avanzando, sobrellevando el dolor hasta deshacerme de él. No era una desamparada.

A pesar de que la nostalgia permanecía impregnada en mi pecho, las palabras de mamá y el aliento de mi familia, le daban mucho valor a la felicidad que tenía ignorada en un rincón de mi corazón. Sabía que no todas las personas eran capaces de completar sus labores, y está bien, cada uno avanza como mejor puede, y estaba segura que muchos de los pasos que había podido dar, estaban rodeados de amor y de paciencia.

Era hora de pisar esa alfombra roja y suspirarle al futuro venidero.

—Estaría de más decir que luces hermosa. Incluso no alcanzarían las palabras—Travis, el director y productor de la película, como siempre un experto en halagar a las personas con una exageración que era agradable.

—Y tú siempre con la buena labia, y perfume...¡Tom Ford!—me abrazó. Él era como una especie de padre y hermano mayor. Todo un tío, en conclusión.

AfterlifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora