Capítulo 26

177 23 8
                                    

Narra Hailee

Sophie me dio una actualización de todo lo sucedido la noche anterior. El plan les había fallado. Toda prueba en contra de James había sido destruida.
Ella había salido muy lastimada, pero menos mal pudo llegar a casa.
La comunicación se dio después de algunas horas, cuando pudo conseguir un teléfono nuevo. Sin embargo, Sophie también me dio a entender que la chica prefería no hablar demasiado, estaba muy impresionada con todo lo ocurrido.
Por otro lado, le hice saber completamente todo lo que sabía a Alena. También jugó sus cartas, para no dejar que nada le pasase a Ella, pero sin que esta lo supiese. Se encontraba muy impactada, no podía siquiera procesar que algo tan atroz sucedía en su vida y aún así estaba de pie. Cualquiera que escuchase aquel testimonio, si es lo suficientemente humano, incluso tendría ganas de pelear con sus propias fuerzas, porque era demasiado injusto y doloroso.

Me desperté con una angustia en el pecho. Ya no era solo el sueño que tuve, sino el saber que probablemente Ella se encontraba asustada y deprimida. Seguramente no iría y no pondría mi fe en ello, porque el asunto estaba clarísimo y bastante justificable.

—Buenos días—le dije a Alena una vez que me adentré al auditorio—¿Lo viste? Porque te juro que si me lo cruzo yo misma lo voy a—

—Pregunté por él haciéndome la desentendida, pero tengo entendido que da la casualidad que recién aparecerá por la tarde, cuando sea nuestro turno de salir—negó con la cabeza.

—¿Crees que... ella venga?—me senté en una butaca para quedar frente a frente.

—Le dejé un mensaje para que sepa que por hoy puede tomarse el día, pero al parecer no lo ha leído—asentí sin más qué decir. Solo podía ver mis pies y quedarme encerrada en mis pensamientos, pensando en lo desgraciada y dura que muchas veces puede ser la vida.

—Buenos días—y apenas terminando de procesar lo que atravesaba mi cabeza, el pasillo lo atravesaba Ella. Iba maquillada como nunca la había visto. Se veía bastante bien (muy bonita), pero no había brillo en su mirada.

—Cariño—Alena se acercó con cautela—N-No leíste mi mensaje. De verdad, podías haber descansado—observé como es que le costaba tragar saliva.

—No quiero que las actividades se detengan por lo que me sucede. Esto es muy importante para mí—dijo sin ningún sentimiento en sus palabras, parecía frustrada y tensa.

—A mí me gusta que mis actores puedan estar en un constante bienestar—acarició su hombro para confortarla—Pero si crees poder soportar estar aquí, entonces supongo que no hay por qué prohibírtelo—Ella asintió apretando sus labios—Traeré un café, ¿desean algo?—ambas negamos.

—Muchas gracias, pero no te preocupes por mí—dije intentando sonreír al final.

Ahora nos encontrábamos sentadas al lado, con nuestros brazos chocándose. Me aterraba la atmósfera formada.

—Supongo que Alena lo sabe por ti, ¿no es así?—sentí la aspereza con la que me habló y me sentí muy pequeña e intimidada.

—S-Sentí que debía hacérselo saber, porque de alguna forma ella está sobre ti ahora y podría ayudar en caso algo suceda—me aguanté la respiración.

—No quiero deberle nada a nadie. Esto me hace sentir muy avergonzada, por si no lo tenías en cuenta—volví a mirar hacia mis pies en lugar de mirar hacia el frente.

—Lo lamento—suspiré—Me gustaría borrar todo lo que te ha sucedido—esta vez sí la miré—Eres muy fuerte, ¿lo sabí—

—Yo diría más bien cobarde—ella seguía inexpresiva y mirando hacia adelante—Pude haberlo detenido hace mucho, pero habían tantos conflictos dentro de mí que—sí, sí pensaba, sí sabía lo que hacía, por lo que la abracé. Ella se quedó estática—Perdón, pero no quiero que sientan pena por mí—me quité con cuidado.

AfterlifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora