Pregunta: ¿Drystan es tonto o un chico jodidamente hermoso?
Contexto:
Después de haberme desmayado tras la muerte de Asher, Drystan me cargó y nos subió a un taxi. Resulta que el hotel en la ciudad de Camler —en el que estábamos— fue intervenido por nuestra familia loca, según lo que la mujer le dijo a Drystan mientras se disparaban en la primera planta del edificio aquel día (aquellos tipos que disparaban ese día eran parte de Los Granjeros aliados a Asher). Drystan dejó el dinero y todas nuestras pertenencias que guardábamos allí; eso incluye mi arma que, para mi bendita suerte, no la tocaba a no ser que usara guantes o un trapito, por lo que no dejé huellas. Volviendo al tema, Drystan hizo que el chófer condujera a otra ciudad, por varios kilómetros. Pudo sacar el dinero de su cuenta personal en un banco y luego el taxista condujo más. El rubio alquiló este departamento por todo un mes, y así estamos hasta ahora.
—En resumen —había dicho—, estoy en quiebra. Apenas me queda dinero en mis cuentas, si es que no logran bloquearlas.
Yo vivo aquí de mantenido. Carter y yo solíamos bromear con que nos íbamos a conseguir un Sugar Daddy, y mírenme ahora, toda una meta cumplida. Y Drystan no pide nada a cambio, lo cual sería genial para cualquiera que desease uno, así se evitaría dolores de culo, literalmente hablando.
El caso es que no sé si besarle los pies o decirle que es un pendejo por gastar todo su dinero en alguien que no vale la pena, en alguien que tarde o temprano iría a prisión, en donde se me caería el jabón y eso me generaría más traumas. Si voy a prisión, ya me puedo ir despidiendo de caminar bien. No estoy del todo convencido de que pase eso, pero si sí, debe ser repugnante y doloroso.
Fin del contexto.
Drystan pone en mi delante un vaso de batido de fresas con banana y avena, además de un sándwich de jamón y queso. Para él también tiene, sentándose a mi lado en el comedor. ¿Ya dije que el silencio me mata? Obvio que sí. Y justo ahora me va a matar si él no dice nada. Ya le conté lo ocurrido con Rubén y Asher, tratando de darle todos los detalles posibles. No fue fácil decírselo en voz alta, y su expresión neutra no me permitía saber si quería abofetearme o decirme que todo estaba bien. Sinceramente, ya me veo durmiendo bajo un puente en los próximos días. A suerte que no estoy en Bélicruz, no vaya a ser que termine durmiendo bajo el puente en el que Willow tiró a Oliver y me persiga su fantasma.
Mi humor bizarro y de mal gusto también ha regresado. El impacto por la muerte de Asher fue momentáneo y un golpe bajo debido a que tuve que recordar mi pasado más a fondo. Ya luché con una muerte sobre mis hombros una vez, así que en esta ocasión se me está haciendo menos complicado. La culpa, el remordimiento, un poco de odio, siguen dentro de mí, amenazando con crecer y reventar mi cuerpo. Aprendí a vivir con ello, y solo es cuestión de repetir el proceso de la paciencia y dejar que el tiempo oculte las heridas a falta de ayuda profesional.
—¿Está bueno? —me pregunta cuando bebo el batido. Se le ha dado de practicar recetas para que no tengamos que salir mucho, así que se está volviendo entretenido ver cómo se quema el dedo o cómo quema un mantel.
—Demasiado bueno. Azúcar ni hizo falta. —Dejo escapar una leve risa. Le pongo una cuchara de azúcar, Drystan no.
—No eres un asesino —afirma luego de un rato—. No mataste a Rubén. Por lo que me contaste, tu madre te hizo creer aquello. Tú solo escapabas y fue un reflejo, un accidente que tu pie haya chocado con el de él. —Otro silencio bastante prolongado en lo que yo jugueteo con mis anillos—. Tampoco quisiste matar a Asher. Fue otro accidente.
—Pero yo lo empujé.
—De no hacerlo, él te hubiera fracturado el cráneo, y ahora mismo no estarías aquí.
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Un Solo Camino ©
RandomKier Evanson era relativamente feliz con la vida que llevaba, siempre mostrando una personalidad risueña con sus padres, vecinos y novia. Pero la muerte de su hermana Willow volcará todo lo que creía saber de sí mismo y de su familia, especialmente...