Capítulo 34

583 63 18
                                    

Ruido, hay mucho ruido. Mis músculos se sienten débiles, adoloridos, unas partes más que otras. Respiro con lentitud, estoy temblando por el frío. Logro abrir los ojos, notando que la chimenea, que estaba prendida, ahora está totalmente apagada en medio de la oscuridad. La calefacción tampoco funciona. Ese ruido me obliga a centrarme, a darme cuenta de que ya es noche y he estado inconsciente por varias horas.

Hago un esfuerzo inhumano para posar mis manos en el suelo. Siento un ardor en las palmas, además de un crujido bajo las mismas. El dolor se aviva con cada movimiento, haciéndome gritar cuando percibo cosas incrustadas en mi abdomen y muslo derecho. La luz de fuera me deja ver que el espejo está roto, y varios fragmentos están quebrados en el suelo, excepto dos que están en esos lugares que duelen más. Percibo cortes en mi rostro y mis manos, además de que la ropa está rasgada.

Me levanto como puedo para ir al baño y quitarme los restos del espejo. Primero me retiro del muslo, y aunque no sangra mucho, duele horrible. Me quito el pantalón para lavar la zona con agua y jabón, y enseguida me vendo la zona. Sigo con el que está en mi abdomen al lado izquierdo. Tampoco es muy profundo, así que me retiro la camiseta y me enjuago el cuerpo lleno de micro cortes. Me pongo vendas y salgo del baño para identificar el molesto ruido.

Tengo cuidado de no lastimarme los pies descalzos, y agarro el teléfono. Es Verónica.

—Por todos los cielos, al fin contestas —exclama. Me dejo caer en la cama, sintiendo que estoy a punto de morir—. Casi encuentro una forma de romper el hechizo de oscuridad.

—Genial —mascullo—, pero creo que va empeorando. Danielle me mandó algo exclusivamente para mí a través de Scarlette. Mi propio reflejo me atacó y... Drystan está secuestrado.

Ella hace un sonido de asombro combinado con horror.

—Lo siento mucho, Kier. Y siento que no sea un buen momento para pedirte que hagas algo, no obstante, es de vital importancia para ti.

—¿Qué debo hacer?

—Los anillos negros son una cadena para el don, son como un sello, pero más fuerte. El objetivo era encadenar todas tus visiones, evitar que puedas usarlas para luego sellar la parte de tu mente que te hacía especial. Las sombras están usando un ataque similar, quieren encadenarte dentro de tu mente para atacarte desde allí, porque no pueden salir a la realidad directamente.

»Los símbolos que viste cuando Vincent te regaló los anillos (el candado y las letras) eran parte de la cadena, y tú los rompiste de alguna forma. Necesito que vayas a la Sala Atemporal y busques el origen de los anillos, que veas todo lo que mi hermana hizo.

—No puedo, yo...

—Sí que puedes. Tienes que. De esto depende tu vida, y no creo que nos quede mucho tiempo antes de que las cadenas se activen y te encierren en su territorio donde podrán matarte.

Estoy muy cansado, ya no puedo. Pero si muero... Drystan va a morir también a manos de Scarlette. «Al menos dame una motivación para arriesgar mi vida», le había dicho ayer. «¿Yo?», había respondido. Él es un motivo para arriesgarme. Prometimos luchar lo más que podamos, y yo me estoy quedando atrás.

Dejo el teléfono conectado a petición de Verónica. Toco mi anillo negro, concentrándome en el lugar al que quiero ir. Las sombras se presentan en mi mente, y trato de alejarlas. Por un momento no sé dónde estoy, no hay nada, ni luz ni oscuridad. Pero de pronto todo brilla en un blanco puro. Estoy en la Sala. Mi fuerza mental es muy poco, por lo que doy solo unos pasos antes de caer de rodillas. Tengo el poder de este lugar, no creo que necesite buscar el vínculo con el pasado. Así que toco el suelo sin más.

Vuelve a brillar el mundo, y aparezco en la casa de Danielle, muy cercano al sofá en el que están sentados. Veo cómo ella sostiene los anillos con sumo cuidado, con el candado tallado y la unión de la K y la V, respectivamente.

Un Solo Camino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora