Capítulo 33

449 63 13
                                    

—No se puede hacer mucho —me dice el señor policía—. Tiene que haber pasado setenta y dos horas para aceptar una desaparición. Pudo haber ido con amigos o...

—¿Setenta y dos horas? ¿Me está jodiendo? ¿¡Con qué amigos vamos a ir si no somos de aquí ni conocemos a nadie!? Llevo sin saber nada de él desde ayer. Es mi novio el que está desaparecido y a usted parece importarle una mierda. Ah, pero si fuese su pareja o un miembro cercano, la puta policía movería cielo y tierra hasta encontrarlos.

—Joven, le pido que se calme si no...

—¿Calmarme? Menudo montón de incompetentes, ¿cómo carajos me calmo?

Salgo de la estación de la policía, con ganas de romperle la cara a ese oficial. Lo único que harán por ahora es dar la alerta por si alguien con suerte lo ve. Mientras, yo debo esperar sentado en medio de mi desesperación por si estará bien.

Todo esto es mi culpa. Desde que toqué el anillo de Leonardo sin permiso alguno, mis poderes se han descontrolado. Si ayer me hubiera mantenido en esta realidad, si tan solo hubiera sabido lidiar con este problema... él estaría aquí.

Me bebo el energizante para mantenerme despierto. No he podido dormir ni un minuto. Lo he estado buscando toda la noche, recorrí el pueblo entero sin resultado alguno. Ahora mismo me dirijo a la cafetería a ver si alguno de los empleados lo vio. Me dijeron que los del turno nocturno se quedan hasta las nueve de la mañana. Ya son las ocho.

En medio camino la maldita oscuridad me cubre la vista, arrojándome a una escena en donde veo a Amelia y Leonardo charlando en el comedor, ambos preocupados.

—No sé quién es —dice él—, pero sabe nuestro secreto, sabe que Willow es nuestra hija y que Kier es adoptado. Amenaza con decírselo a todos si no le pago cincuenta mil dólares.

Amelia resopla.

—Va a ser terrible si se divulga. Scarlette podría descubrir que tuvimos hijos para evitar que matase a Vincent, y él sabría por qué odio a Kier. O bien Scarlette nos mata a todos, o Vincent nos mata a ella y a mí.

—¿Por qué Vincent querría matarte? Scarlette nos acorraló con sus demandas de vivir separados, de criar a nuestros hijos así con tal de no matarnos.

—Él me mataría por todo lo que le hice a Kier. Ese mocoso aprovecharía la oportunidad para confesar.

—Sabes —comenta Leonardo—, nunca entendí por qué torturaste a ese pobre chico. No tuvo la culpa de nuestros actos.

—¿No tuvo la culpa? Me quitó el amor de Vincent, su atención, su cariño, lo puso contra mí. Y también se quedó con Willow. Me arrebató partes importantes de mi vida,

La luz se desvanece. Deben estar hablando de la posible extorsión de Oliver. Hace unos días Drystan descubrió un retiro extraño de esa misma suma luego de las dos llamadas registradas hace años a Leonardo; Scarlette debió estar detrás de todo esto. Y es bueno confirmar mi hipótesis de que el embarazo rompía sus acuerdos amorosos, además de al fin entender un poco por qué se mantuvieron separados. Ah, y enterarme por qué Amelia me odiaba, saber al fin el motivo de tantas torturas de su parte.

Siento otra vibración en el cuerpo, pero esta vez es como si me hubiesen quitado algo. Quizá el hechizo sigue rebuscando en todas partes alguna visión que me golpee fuerte, y ya la ha encontrado. No es lindo saber que indirectamente te ganaste el desprecio solo por existir, y que ese desprecio se convirtió en odio asesino. De alguna forma, todo hubiera sido diferente para mejor si nunca hubiera estado en sus vidas.

Al menos, la línea temporal se está formando para entender las cosas. Lo que me recuerda la visión de ayer, en la que Amelia mencionaba los registros de llamadas. Tal parece que Willow tuvo la misma idea que Drystan, solo que no pudo llegar al final, por mi culpa, por querer proteger mi pasado. De no ser por mí... ella hubiera hecho frente a todo mucho más rápido.

Un Solo Camino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora