Capítulo 15

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Me acerco al teléfono, dejando un gran espacio entre ambos. Él coloca el altavoz para que podamos oírla. Ya de paso le digo que estoy presente, y ella se alegra de oírme.

—Lamento no haber servido de ayuda —dice Martina—. Le fallé a Willow. No sabía que el baúl estaba en mi casa; para cuando me enteré, ya era tarde, alguien había iniciado fuego en mi casa. Pero eso ya no importa. Willow tenía departamento en una ciudad llamada Camler. Me lo dijo el día anterior a su muerte, sin un motivo, solo lo dijo y ya.

—¿Crees que ella ya sospechaba que la iban a matar? —le pregunto.

—Tal vez. La notaba inquieta. Cuando le pregunté qué pasaba, me salió con que Drystan y ella iban a casarse pronto y que no sabía cómo decirles a todos. Imagino que no era así. El caso es que ese departamento debe ser de importancia. Drystan, ¿tú sabías de eso?

—No. De haberlo sabido, hubiera ido allá primero. Danos la dirección. —Él la anota en un papel. Willow le dio todos los detalles sin discreción alguna. Ella estaba siendo perseguida y no llamó a la policía—. ¿Cómo están tus padres?

—Están mejor. Los tres estamos mejor y bajo resguardo policial. No se preocupen por mí. Busquen allí y hagan justicia por mi Willow. —Hace una pausa, sollozando débilmente—. Una cosa más. Tengan mucho cuidado, en especial tú, Drystan. Una vez escuché a Asher diciendo que te va a buscar personalmente para matarte. Está loco, cegado por la ira.

Nos despedimos de ella.

—Salimos mañana a primera hora —declara Drystan, dejándome en la sala y subiendo a su habitación, sin darme oportunidad a hablar o pedirme que revise su herida; ya van algunas noches que no lo hago.

«¿Qué esperabas? —indaga Conciencia cuando me siento mal porque se haya marchado—. Lo rompiste sus ilusiones, así que te aguantas todo».

Tiene razón. Merezco que me desprecie.

***

Le decimos adiós a Alexa y a su familia, además de darles las gracias por toda la hospitalidad y el buen trato. Drystan sigue molesto, así que consigue un asiento al fondo del autobús, en donde está solo, en silencio, sin mí.

Pasé la noche tocándome para que una visión de mí mismo se desate y me diga qué es lo que pasa conmigo. No funcionó, puesto que nada de mis objetos personales tienen un pasado más que de un par de días. Mis anillos son de hace menos de un año, por lo que no me dieron ninguna respuesta.

También se me pasó por la cabeza entrar a la habitación de Drystan y preguntarle si estaba bien. Me quedó un mal sabor de boca luego de enterarme que él era el Chico Pintura, y que su propio hermano dejaba que le quemen sus brazos con cigarros. Eso y por lo que dijo Martina respecto a Asher y su actitud de cazador. Presiento que hay más cosas detrás de una imagen de hermanos unidos y peleas casuales. Willow no mencionó nada, ninguno lo hizo, ninguno notó algo extraño.

Me atrevería a decir que la visión que tuve de él, posee un sentido más profundo. Su familia lo estaba consumiendo, tratando de convertirlo en una sombra porque Drystan era una luz. Quisiera saber lo que pasaba en su círculo familiar, pero si antes era callado, lo es mucho más ahora que se siente herido. Una familia conflictiva que te consume no es nada bueno, mucho menos si no se tiene a alguien que nos apoye.

También he pensado mucho en Alice y yo. No sé si terminarle o pedirle tiempo. Apenas ayer nos vimos, nos perdonamos muchas cosas, y hoy ya estoy viendo maneras poco dolorosas para decirle la verdad. Soy un imbécil al jugar con dos personas porque no puedo entenderme a mí mismo. No deberían amarme, nadie debería.

***

Drystan toma asiento en la silla frente a mí de la mesa del restaurant en el que estamos. Ya tenemos puestas las gorras y los guantes de tiro. Desearía que al menos dejara de mostrar su rostro frívolo cuando no estamos amenazando a alguien.

Un Solo Camino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora