~Día 13~

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–¡No, perro malo, eso no se hace!— Regañó Jisung a Kkami.

El pequeño perro tiraba con fuerza de uno de los caros zapatos de Jisung, agujereando y desgarrando cada vez más el material a medida que el chico tiraba de él.

–¡Dame eso...!— Se le resbalaron los dedos, haciendo que Kkami, que no paró de tirar, se cayese torpemente hacia atrás y soltase un gemido de dolor.

Jisung tragó saliva y se acercó al perro.

–¡Dios mío, lo siento! ¿Estás bien?— Le acercó su mano, y Kkami se levantó, aún con mucha energía, mordiendo inmediatamente después su mano con suavidad mientras movía la cola, con ganas de seguir jugando con él.

Jisung sonrió.

Jamás había tenido una mascota, y sabía que, a pesar de lo mal parado que había salido su pobre zapato y del dinero que le costaría reemplazarlo, Kkami no entendía de dinero ni de marcas de zapatos y solo estaba jugando.

–¡Kkami...! ¿¿Qué te ha hecho??— Hyunjin apareció de la nada y agarró a Kkami en brazos.

El pequeño perro mordió suavemente sus dedos moviendo la cola, emocionado por haber estado jugando con su nuevo amigo.

–Le he oído quejarse.— Acercó más a su mascota a su cuerpo y miró amenazadoramente al menor.— Y he oído cómo le gritabas.

–Estaba mordiendo mi zapato, fue un accidente.— Se quedó congelado tratando de decir algo más cuando se dio cuenta de que, aquella, no había sido precisamente la mejor selección de palabras.

–Dijiste que no te importaba que se trajese una mascota o dos a la casa, tendrías que haber esperado algo así y guardar tus cosas mejor, no dejarlas tiradas por ahí.— Acusó Hyunjin.

–¡Yo no dejo mis cosas tiradas por ahí...!— Trató de defenderse.

El mayor señaló los cinco pares de zapatos que estaban en la entrada, al lado de la pareja del nuevo juguete mordedor de Kkami— alias: zapato caro de Jisung.

–¡Cuando entro por la puerta, me quito los zapatos!— Se excusó.— Si tú los dejases ahí, yo no me quejaría.

–Me tropiezo con tus zapatos todas las mañanas. Si dejase también los míos, tendríamos que pisarlos todos para poder salir por la puerta.— Dejó a Kkami en el suelo cuando empezó a mover las patas a modo de protesta.

–Ahhh, conque por eso mis zapatos tienen marcas de suela...— Miró al mayor algo incómodo cuando se dio cuenta de que había pensado en voz alta.

–¿¿Ahora la culpa es mía...??— Hyunjin se sintió atacado.

–Yo no...— Murmuró Jisung.

–¿Cómo?— El mayor suavizó un poco su tono de voz, genuínamente curioso, deseando recibir, por una vez, una disculpa.

–Nada...

Hyunjin rodó los ojos y comenzó a caminar hacia su habitación.

–Vamos, Kkami.— Animó a su mascota a seguirle.

Kkami le miró mientras seguía a Jisung hacia la sala de estar.

–¿¿Kkami??— Llamó su atención sorprendido, sintiéndose traicionado.

El menor miró al pequeño perro con una pequeña sonrisa emocionada al ver que le gustaba y que, por alguna razón que no comprendía, en aquel momento prefería estar con él en vez de con su dueño.

Cuando miró a Hyunjin, su sonrisa se convirtió inconscientemente en una pequeña sonrisa burlona, haciendo a Hyunjin fruncir el ceño y murmurar enrabietado.

Jisung tragó saliva y apretó los puños con fuerza, clavándose ligeramente las uñas en las palmas de las manos.

¿¿Por qué tenía siempre que ser tan desagradable con todo el mundo??

Normal que Hyunjin le odiase.

Querido diario: Odio a Han Jisung [HyunSung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora