~Día 423~

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—Estoy nervioso...— Jisung movía una de sus piernas de forma incansable, sentado junto a Hyunjin en clase de historia de la música.— ¡No paro de olvidar todos sus nombres, o apellidos, o lo que se supone que es esto...!— Miró su hoja de apuntes para la exposición más de cerca.— Johannes Chrysuns, Chrysos... ¡Mozart y punto! ¿¿Por qué tuve que escogerle a él?? ¿Debería cambiar de compositor así de repente? No, Dios, eso sería una locura, y...

Hyunjin entrelazó sus brazos y agarró suavemente la mano del menor.

—Para.— Acarició la mano de Jisung con un pulgar con suavidad, muy inseguro. Solo esperaba que eso pudiera ayudar de alguna manera.— Intenta tranquilizarte y estudiar un poco más la exposición, ponerte más nervioso intentando cambiarla no sirve de nada.

Jisung se quedó inmediatamente sin palabras y sus piernas dejaron de moverse, sorprendido por aquella pequeña muestra de cariño, ya que estas solían ser escasas entre ellos.

Asintió con la cabeza y apretó la mano del mayor con algo de fuerza.

—Okey.— Suspiró tratando de mantener la calma cuando Hyunjin volvió a acariciar su mano con un pulgar.

Con el nuevo año, habían llegado nuevos profesores, y a su nuevo profesor de historia de la música se le había ocurrido la brillante idea de calificarles tanto con exámenes, como con pequeñas exposiciones como aquella, que consistía en exponer la biografía de un compositor.

Y, a pesar de que Hyunjin ya había expuesto su propio trabajo hacía ya un buen rato, y sin ningún incidente mayor que el que se le trabase la lengua un par de veces, había decidido quedarse allí por razones que Jisung desconocía.

El único propósito del mayor era darle apoyo emocional tanto antes como después de su exposición, ya que, a pesar de que quería creer lo contrario, su instinto le decía que la exposición de Jisung iba a acabar en un terrible desastre.

Y, sin duda, el hecho de que Jisung no había dejado de temblar y moverse nerviosamente desde hacía más de media hora dejaba claro que Hyunjin probablemente tenía razón.

Aún así, quería creer que Jisung encontraría algo de confianza en algún sitio y podría, al menos, aprobar la exposición.

—¡Han Jisung!— Llamó el profesor.

Con sólo escuchar su nombre, Jisung se estremeció, y Hyunjin tragó saliva.

Cuando el menor se levantó, Hyunjin no soltó su mano.

—Saldrá bien.— Le miró a los ojos, aún sentado.

—Hm...— Jisung evitó mirarle a los ojos por mucho tiempo, avergonzado de que, aparentemente, tuviese tanta fe en él.

Hyunjin observó atento cómo Jisung se iba alejando cada vez más de él, hasta convertirse en un pequeño puntito en el centro del aula, junto al escritorio del profesor.

Vio cómo Jisung luchaba contra su USB para poder introducirlo en el ordenador del profesor, con resultados nefastos, ya que sus manos estaban demasiado temblorosas y sudaban demasiado como para funcionar correctamente.

Tras unos interminables minutos de agonía, el profesor acabó por ayudarle.

Tras los eternos segundos que Jisung tardó en caminar hacia el centro y ponerse frente a toda su aula, miró hacia atrás, viendo que el proyector ya estaba proyectando su primera diapositiva en la pared tras él. Toda la presentación había sido diseñada con mucho mimo y esfuerzo, con la esperanza de que eso pudiese darle la calificación que la exposición oral no iba a darle.

Carraspeó y miró sus hojas de apuntes.

Empezó a sudar frío cuando se dio cuenta de que, antes, cuando estaba teniendo una pequeña crisis nerviosa, había mezclado sus apuntes y ya no estaban en orden.

Querido diario: Odio a Han Jisung [HyunSung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora