Jisung tamborileó los dedos impaciente en el reposabrazos del asiento del autobús, harto de aquel atasco.
—Porque lleguemos diez minutos más tarde no le va a pasar nada.— Jeongin, sentado en el asiento en el que solía sentarse Hyunjin, sonrió, divirtiéndose con la desesperación de su mayor.— Si esta mañana tuvo fuerzas como para echarte de casa y obligarte a ir a la universidad, ahora seguro que está bien.
—Esta mañana se despertó con la fiebre baja; ayer llegó a 39,6.— Jisung miró hacia la carretera, como si fulminar a los coches con la mirada fuese a hacer que se movieran.
El menor le miró, esta vez, con algo de lástima.
—Estará bien.— Le animó y le dio un par de palmaditas amistosas en un brazo.
Ya algo más de veinte minutos después, Jisung llegó a toda prisa a la puerta de su apartamento, y paró en seco para abrirla con cuidado, tomando precauciones por si acaso el mayor estaba durmiendo.
Después de quitarse la chaqueta, caminó lentamente hacia la sala de estar y sonrió con cariño una vez allí.
Tumbado en el sofá, estaba el chico más lindo del mundo, acurrucado en una de sus mantas que le había pedido prestada, mientras era custodiado por el perro guardián más lindo del mundo.
Kkami levantó la cabeza y movió la cola, pero no se levantó del sofá, no queriendo dejar solo a su enfermo dueño.
Jisung le acarició gentilmente una mejilla y el cuello a Kkami y miró a Hyunjin.
—¿Qué tal te encuentras?— Le habló muy suavemente.
—Creo que me volvió a subir la fiebre, tengo mucho frío...— Se respuesta salió con un tono de voz débil.
Jisung se acercó más a él y le puso una mano en la frente, soltando una risita avergonzado al verle estremecerse.
—Tienes las manos congeladas.— Se quejó el mayor.
—Lo sé, lo siento.— Le acarició suavemente la cabeza.— Tengo las manos tan frías que ni siquiera sé cuánta fiebre tienes.— Justificó su siguiente acción.
Aún con su mano en la cabeza del mayor, Jisung se acercó lentamente a él y posó con mucha suavidad sus labios en su frente, notando esta vez que, a pesar de que estaba bastante caliente, no era nada tan preocupante como la temperatura a la que estuvo la tarde anterior.
Al alejarse de él, se alarmó un poco.
—¿Te encuentras bien...? Estás más rojo que hace unos segundos.
Hyunjin tardó un poco en reaccionar, pues su corazón estaba acelerado y la fiebre le hacía pensar con algo menos de claridad y rapidez que de costumbre.
—N-no es nada, solo me diste un poco de calor...— Trató de salir de la situación con una selección de palabras cuestionable.
Jisung sonrió con un ligero deje de burla.
—¿Te doy calor?— Soltó una risita, sabiendo bien que la fiebre le hacía decir cosas extrañas de vez en cuando.
Hyunjin apartó la mirada y se tapó algo más con la manta, avergonzado.
—Voy a hacernos algo de comer para que puedas tomarte la medicación.— Jisung le acarició una vez más la cabeza antes de levantarse con una sonrisita cariñosa.
Después de comer y de tomarse la medicación, Hyunjin, mucho más animado, se animó a copiar los apuntes de la universidad de Jisung, antes de que volviera a subirle la fiebre y tuviese que volver a tumbarse.
Tras dormir unas buenas dos horas, Jisung le despertó para cenar, se volvió a tomar la medicación, y durmió profundamente durante cinco horas.
— Eres como un bebé.— Mencionó Jisung mientras cenaban.— Solo comes y duermes.
Hyunjin puso los ojos en blanco.
A las tres menos cuarto de la mañana, Jisung seguía despierto, ya que a Hyunjin le solía subir la fiebre por las noches y, a pesar de que debía tomarse la medicación cada seis horas, Jisung quería estar preparado por si tenía que traérsela un poco antes para que se la tomase y ambos pudieran dormir a gusto.
Eso, y que estaba viendo vídeos en su teléfono y no le apetecía dormir.
Tal vez sobre todo eso, sí.
A pesar de eso, era miércoles de madrugada y tenía universidad por la mañana, pero después de haber pasado ya cinco días así, no queriendo que su compañero de piso y mejor amigo lo pasara mal, había estado saltándose la primera clase de cada día o simplemente durmiendo poco, como él decía, porque le apetecía ver vídeos en el móvil.
Porque, sí, Hyunjin era su mejor amigo, y haría lo que fuera por él.
Apartó su teléfono y miró al mayor muy preocupado cuando le escuchó moverse muy bruscamente en la cama.
Su corazón se rompió en mil pedazos cuando le escuchó respirar entrecortadamente y encogerse sobre sí mismo.
Se arrodilló en el suelo, a su lado.
—Hyunjin...— Le llamó muy suavemente mientras le acariciaba la nuca, y el mayor se dio la vuelta.— ¿Qué te ocurre? ¿Te encuentras mal?
Negó con la cabeza.
—Ha sido una pesadilla...
Jisung suspiró hondo, aliviado. Y, sabiendo que sus manos estaban congeladas por estar con su teléfono, puso directamente sus labios sobre la frente de Hyunjin.
Le miró con un desmesurado cariño al notar que no tenía la fiebre demasiado alta y que, por tanto, estaba mejorando.
Pero, a pesar de eso, seguía estando en el estado más vulnerable en el que Jisung le había visto jamás, aún temblando sin parar.
No pudo evitar besarle suavemente la frente. Normalmente lo hacía para bromear y que Hyunjin se asquease, pero aquello era, definitivamente, diferente.
—Ya pasó, ahora intenta dormir. Descansa, ¿ok?— Hizo un amago de levantarse, pero paró de inmediato cuando Hyunjin le agarró la manga de la camiseta del pijama.
—¿Puedes dormir conmigo hoy...?
El corazón de Jisung latió con fuerza y entreabrió la boca con sorpresa. Pensó durante un par de segundos en el calor que pasaría porque Hyunjin estaba bastante caliente por la fiebre, pero acabó por simplemente sonreírle con cariño.
Durante aquella semana, había pasado tardes enteras con el mayor acurrucado junto a él, y había tenido la fiebre mucho más alta que en aquel momento.
—Claro.
Con el corazón acelerado por ser esa la primera vez que dormiría en la misma cama que su mayor, —a pesar de que ya se habían dormido un par de veces juntos en el sofá— se hizo lentamente un hueco entre las mantas y miró al mayor en la casi completa oscuridad de la habitación.
Sacó los pies de la manta cuando el mayor tomó sus manos entre las suyas, que estaban bastante calientes.
—Hasta mañana...— Hyunjin bostezó.
—Duerme bien.— Susurró Jisung, muy suavemente y con un tono de voz amoroso.
Ambos no tardaron demasiado en dormirse.
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Querido diario: Odio a Han Jisung [HyunSung]
Fanfiction¿Cómo sería si, la persona con la que tuvieses que compartir la mayor parte de tu vida diaria, fuese la persona más antipática, desagradable e irritante que hubieses conocido jamás? Bueno; Hwang Hyunjin sabe muy bien cómo se siente eso. Su compañero...