~Día 315~

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Hyunjin miró de soslayo a Jisung, algo incómodo, pues una de sus situaciones menos favoritas estaba teniendo lugar.

Tanto él como Jisung habían coincidido comiendo a la misma hora.

El menor también parecía algo incómodo, alternando entre mirar fijamente a su plato, y mirar de vez en cuando a Kkami, que le miraba con ojos de cachorrito triste desde el suelo.

–¿Puedo... darle un poco? Solo es pollo.— Preguntó muy inseguro.

–Solo un poco. Si le das mucho no te dejará en paz.— Poco a poco, según pasaban los días, Hyunjin se iba acostumbrando a hablarle a Jisung como si fuese una persona normal.

–Hm.— Y Jisung, a pesar de que también intentaba hacer lo mismo, la mayoría de las veces solo se quedaba en silencio o respondía con "sí", "no", o "hm".

El mayor observó cómo Jisung le ofrecía con suavidad un trozo de pollo a su mascota, Kkami se lo comía sin dudarlo ni un segundo, y luego caminaba hacia él moviendo la cola mientras se relamía, como si estuviera diciendo: "¡Jisung me dio de comer, ahora te toca a tí!"

Poco después, lavaron cada uno sus cubiertos y platos, estando algo incómodos cada vez que sus codos se tocaban por la falta de espacio.

Cuando aquella tortura terminó, Hyunjin suspiró aliviado.

–Voy a tocar la guitarra.— Le avisó para que se pusiera sus auriculares.

–Hm.

Los exámenes finales se acercaban y, en algo menos de un mes, tenían un examen práctico sobre los diferentes acordes de una guitarra, así que Jisung ya estaba acostumbrado a que el mayor tocase la guitarra toda la tarde.

–Mejoraste.— Se atrevió a decirle antes de perderle de vista, con la mirada fija en su teléfono, fingiendo desinterés.

–Ajá.— Suspiró, sabiendo que no era verdad.

Un par de horas después, Jisung estaba sentado en su adorado sofá, viendo un vídeo sin sus auriculares puestos,— ya que tenía curiosidad por cuánto progresaba el mayor— y con Kkami en su regazo, ya que no le gustaba el sonido de la guitarra.

Se quedó congelado cuando dejó de escucharle tocar de golpe y, en su lugar, empezó a escucharle soltar suaves sollozos.

Tras pasar por una auténtica crisis de más de cinco minutos de no parar de pensar y darle vueltas a su cerebro, Jisung suspiró hondo y caminó suavemente hacia su habitación compartida.

Asumiendo que Hyunjin iba a gritarle por primera vez en más de tres meses por meterse donde no le llamaban, asomó la cabeza muy tímidamente por la puerta.

Kkami ya estaba a su lado dándole apoyo emocional, y su guitarra estaba tirada en su cama, mientras él lloraba sentado en el borde de la cama.

Esperó a que el mayor se calmase un poco para hablarle.

–¿Qué ocurre?— Habló con infinita timidez e inseguridad.

Y, tal y como él se esperaba, Hyunjin estuvo a punto de gritarle por estar metiéndose donde nadie le había llamado en un muy mal momento.

Pero, al ver que Jisung ni siquiera se había atrevido a entrar en la habitación y le miraba inseguro, el mayor solo suspiró hondo y evitó mirarle a los ojos.

–No puedo tocar bien más de diez minutos seguidos porque me duelen mucho la muñeca y el brazo.— Se limpió sus últimas lágrimas.— Ya queda menos de un mes para el examen y no puedo hacer nada porque me duele mucho...

Jisung le miró pensativo y suspiró, no creyéndose lo que estaba a punto de hacer.

–¿Me dejas intentar ayudarte?— Se asomó un poco más, dejando a Hyunjin ver su rostro casi completo y la mitad de su cuerpo.

Hyunjin se encogió de hombros, no sabiendo exactamente qué contestar.

Le había pillado por sorpresa.

–¿De... acuerdo?— Le miró con duda, muy sorprendido.— ¿Qué hago?

–¿Me enseñas cómo estabas tocando?— Entró y se sentó con timidez en su propia cama, frente al mayor.

Hyunjin asintió con la cabeza, se sentó con una de las piernas sobre la cama, la guitarra apoyada sobre ella, y la otra pierna, colgando por el borde de la cama, creando un ángulo en su espalda bastante desagradable a la vista.

Jisung abrió los ojos como platos y le miró de arriba a abajo, sin saber por dónde empezar a decirle lo que estaba haciendo mal sin que sonase a crítica.

Hacía un tiempo, Hyunjin ya le había dado una lección sobre qué pasaba cuando criticaba con maldad sus habilidades.

–¿Tú... tampoco llegas con los pies al suelo desde la cama?— Fue todo lo que fue capaz de decir.

Hyunjin negó con la cabeza.

–Vámonos a la sala de estar entonces. Tocar la guitarra de cualquier manera es una mierda, no es como en las películas en las que la gente toca hasta haciendo el pino. Y cómo el señor Kwan "enseña"— Hizo comillas con los dedos.— a tocar la guitarra, también lo es.

No mucho más tarde, Hyunjin estaba sentado en el sofá de la sala de estar mientras Jisung caminaba a su alrededor, tratando de ver cada pequeño detalle que pudiese corregir.

–Ponte más al borde del sofá.—Indicó.— Pon la espalda más recta.— Casi se le escapa una risita cuando Hyunjin se puso completamente rígido.— No exageres, relájate.— Se arrodilló frente a él.— Ahora pega la guitarra más a tu cuerpo.— Asintió con la cabeza, satisfecho.— Y no pegues tanto el codo izquierdo al cuerpo, taponarás las cuerdas que no estás tocando y además te dolerá el brazo... justo así, sí. También se puede hacer con las piernas cruzadas, pero así debería ser más cómodo al principio.

Hyunjin le miró algo confuso.

–¿Se supone que todo esto de ponerme así de raro va a hacer que no me duelan la muñeca y el brazo?

–Prueba.— Animó, ligeramente sonriente.

Más de media hora más tarde, Hyunjin sonreía satisfecho mientras tocaba una progresión de acordes sencilla que le había enseñado Jisung, sin dolor de muñeca ni de brazo.

Jisung mostró una pequeña sonrisa como por décima vez cuando dejó de tocar.

–Mucho mejor, ¿ves como lo de ponerte así de raro sí que funciona?

Aún muy alegre, Hyunjin le miró risueño y asintió con la cabeza.

–¡Muchas gracias!— Sonrió en grande, haciendo sus ojos desaparecer casi por completo, disfrutando.

Siendo devueltos al mundo real por aquellas dos palabras que Hyunjin jamás le había dedicado al menor antes, ambos se miraron con sorpresa.

Habían conversado, se habían reído un par de veces, y Hyunjin acababa de agradecerle su ayuda a Jisung con una enorme sonrisa genuína.

–Si sigues practicando así no te dolerá...— El menor apartó la mirada, volviendo a estar algo incómodo.

O más bien, inseguro.

Inseguro de que, ahora que ya había recibido la ayuda que necesitaba, Hyunjin no volviera a sonreírle o a reírse con él.

–Pero te molestaré.— Dijo el mayor con timidez.

–No, tocas bien.— Le miró a los ojos, muy tímido.

Hyunjin mostró una pequeña sonrisa.

–Gracias por todo.

Jisung le miró ligeramente sorprendido u asintió con suavidad con la cabeza, dando final a aquella primera conversación agradable que compartían, y que tan confusos les había dejado.

Querido diario: Odio a Han Jisung [HyunSung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora